¿Qué es el biometano y por qué tiene un gran potencial para España? Así ha titulado Moeve su último Energy Insight, en el que pone de relieve la importancia de esta solución de energía renovable a nivel nacional, especialmente en las zonas de la España rural en las que el despliegue de otras soluciones limpias parece no haber llegado todavía con tanta fuerza. El biometano se presenta como una de las soluciones más viables para avanzar en descarbonización y en la protección del medio ambiente en estos territorios, propios además de la España vaciada

¿Qué es el biometano?

El biometano, también conocido como gas renovable, es un biocombustible de segunda generación (2G) que se obtiene a partir del upgrading de biogás. Así lo definen los expertos, que explican que el biogás inicial se produce por la descomposición de residuos orgánicos, a través de un proceso biológico llamado digestión anaeróbica, es decir, sin oxígeno. El biometano puede destinarse a los mismos usos que el gas natural fósil ya que tiene una composición y un poder calorífico similares.

De hecho, el biometano puede reemplazar al gas natural fósil o mezclarse con él en cualquier proporción, permitiendo así reducir más del 100% las emisiones de CO2 en el ciclo de vida completo del biocombustible, con una posterior huella de carbono neutra o incluso negativa. Además, en el proceso de depuración se genera CO2 biogénico, que puede emplearse después para producir e-fuels combinándolo con hidrógeno verde, también de origen bio y electrolítico. Por su parte, el biometano impulsa también la economía circular de las zonas en las que se utiliza por servirse de residuos orgánicos procedentes de la actividad humana como materia prima. Es decir, se elabora a partir de residuos de la ganadería y la agricultura o de desechos forestales, todas ellas actividades del sector primario. 

En cifras, el 80% del potencial de biometano de España se encuentra precisamente en las zonas rurales del territorio. Según la energética, impulsar su producción permite a los agricultores y ganaderos de estas zonas dar una solución sostenible a sus residuos y, en la misma línea, generar un impacto positivo en su economía, creando nuevas oportunidades y contribuyendo a la vertebración del territorio.

¿Qué papel tiene el biometano en España? 

Este biocombustible de segunda generación (2G) es una de las principales soluciones energéticas para España y, según Moeve, puede ser clave en el proceso de transición energética. Por un lado, contribuye a la descarbonización de sectores de difícil electrificación, como son la industria o el transporte pesado, y permite reducir también las importaciones de gas natural, contribuyendo a la independencia energética al aprovechar los residuos autóctonos para su producción. Alcanzar la independencia energética es uno de los principales objetivos a nivel nacional, y europeo, especialmente tras el estallido de la guerra de Ucrania y la imposición de restricciones de gas ruso por parte de Vladimir Putin. 

Asimismo, la utilización de residuos agrícolas, ganaderos o forestales impulsa la economía circular de la zona gracias al doble aprovechamiento de los residuos, utilizándolos para producir energía renovable y como fertilizantes sostenibles. Así, contribuye a evitar los problemas asociados a la acumulación de desechos en las zonas rurales, como son la liberación de metano y de otros gases de efecto invernadero durante la descomposición o incluso la contaminación del suelo. En este caso, no solo contaminan, sino que además se reutilizan para crear energía limpia. 

El aprovechamiento de las infraestructuras es otra de las ventajas clave de este bicombustible ya que puede almacenarse y transportarse más fácilmente que otras energías renovables y, asimismo, inyectarse directamente en la red gasista existente, sin necesidad de desarrollar nuevas infraestructuras logísticas para ello, por lo que el coste sería cero. 

El sector pide regular el biometano

A pesar de desplegarse ya en algunas zonas rurales del territorio, a día de hoy el biogás no cuenta todavía con un marco regulatorio específico. En 2022 se publicó la Hoja de Ruta del Biogás, que incluía 45 líneas de acción pero desde el sector lamentan que aún no se haya avanzado significativamente en el desarrollo normativo de esta nueva forma energética. En dicha hoja de ruta se establecía un objetivo para 2030 de 10 TWh de producción anual que, con la revisión del PNIEC, se duplicó hasta los 20 TWh anuales, suponiendo un 6% de la demanda anual de gas natural.

Así, empresas del sector como Moeve denuncian "todavía estar muy lejos" de alcanzar estos objetivos. A día de hoy, la producción nacional de biometano es de 0,5 TWh/año en las once plantas que hay repartidas por el territorio, con 1,2 TWh/año adicionales en construcción en estos momentos, lo que dejaría a España "muy por detrás" de otros mercados europeos. No obstante, los expertos aseguran que el desarrollo del sistema de garantías de origen para gases renovables ya ha supuesto "un gran avance". Con este panorama, desde el sector energético nacional llaman a acelerar el desarrollo de nuevos proyectos en este ámbito gracias también a la transposición al marco normativo nacional del llamado "Paquete de Gas", que marca las bases para el despliegue de gases renovables en la Unión Europea. De hecho, en algunos países de Europa el biometano es ya una realidad en el sector energético. 

España es el tercer país europeo con mayor potencial de producción

La disponibilidad de materias primas en España, siendo el tercer país de Europa con un mayor potencial de producción -con la previsión de alcanzar los 195 TWh/año en 2050- por el gran volumen de residuos orgánicos disponibles; las infraestructuras gasistas ya instaladas; la voluntad política y el impulso del sector privado sitúan a España como uno de los países mejor posicionados para desplegar este biocombustible de segunda generación. De hecho, Moeve asegura que el número de proyectos anunciados en España sobre biometano está creciendo a gran velocidad y ya suman alrededor de 90, equivalentes a una producción de más de 4,5 TWh al año.

En el lado más negativo, la complejidad de la tramitación así como la falta de ambición, de incentivos o de conocimiento sobre el funcionamiento de este biocombustible se presentan como retos para su despliegue. Y es que el desarrollo de una planta de biometano en España puede durar hasta cuatro años, según los expertos del sector, por los largos plazos que supone la obtención de permisos para ello. 

Por el momento, Moeve está fomentando un "diálogo abierto" con las comunidades para que sus proyectos de biometano repercutan con un impacto positivo global, favoreciendo así la transformación social con beneficios sostenibles a largo plazo. Así, la compañía está eligiendo las "ubicaciones idóneas" en las que exista una demanda para la gestión de residuos, garantizando así también la integración social y ambiental; el diálogo con las administraciones, clave para impulsar la energía, y buscando sinergias con las comunidades locales. Pero no solo a la hora de elegir los lugares en los que situar las plantas de producción de biometano, sino que la energética se mantiene durante el desarrollo y la vida útil de sus proyectos.