La periodista Sonsoles Ónega ha acudido este martes a El Hormiguero para explicar su salida de Telecinco y cómo será su proyecto laboral en Antena 3. De esta forma, la que fuera presentadora de Ya es Mediodía ya roto su silencio después de que el pasado 11 de julio se anunciara la bomba sobre su salida de Mediaset España.

“Estaba en faja en el camerino de Telecinco, recibo una llamada y descuelgo con altavoz, era 1 de julio y ese día cerrábamos el programa Ya son las 8, era la secretaria del director general de Atresmedia, pensé que era para adaptar una novela mía", comenta sobre cuándo se produjo el primer contacto. "Una semana después nos reunimos en un hotel y el director general de Atresmedia, me dijo cinco palabras: 'Tenemos un plan para ti'. En ese momento dejo de ver a Carlos Fernández Alonso y veo a Brad Pitt, me enamoro profundamente de esa propuesta y pido 48h para reflexionar. El 11 de julio tomo una decisión y se lo comunico a mis jefes”, indicaba.

Así, ha comenzado a explicar el proceso en el que comenzó a reflexionar su decisión: “Fueron las 48 horas más angustiosas de mi vida. Primero porque pensé que nunca me iba a pasar; segundo, por cómo se lo digo a mis jefes de los que sigo enamorada”. Tras tomar la decisión, explica que nunca supo que se despedía de la audiencia. “No sabía que podía ser el último programa, pensé que iba a ser más sencillo”, ha reconocido sobre lo tensa que fue su salida. 

El fin de semana fue angustioso. Hablé con mi padre, con mi hermana y con mi novio”. explicaba para reconocer que "todos tuvieron la certeza de que tenía que aprovechar la oportunidad”.

Una vez tomada la decisión, llegó el momento de comunicar la decisión al consejero delegado de Mediaset, Paolo Vasile, y a la productora de Ana Rosa Quintana: “Ha sido la despedida más larga de mi vida. Me duele más que un divorcio y a la altura de un altar tengo a Paolo Vasile porque me ha dado una oportunidad que me ha permitido estar hoy aquí”.

“La reunión fue larga, pensé que iba a ser una cosa sencilla, salí muerta de hambre y me fui a comer, el teléfono se volvió loco”, indica. “Yo misma infravaloré la magnitud de la decisión, pasé casi una semana sin habla”, reconoce.