Todo es mentira ha hablado este martes con Ignacio Camuñas, exministro de Adolfo Suárez, tras el discurso revisionista sobre la historia española que protagonizó durante un acto del PP celebrado este lunes en Ávila junto a Pablo Casado. La polémica saltaba en el momento en el que aseguraba al líder del PP que en 1936 "no hubo un golpe de Estado" y que fue el gobierno de la II República el "responsable" de la Guerra Civil.

El político se ha reafirmado en el programa en estos postulados durante una conversación telefónica donde se le ha preguntado si se "arrepentía" de sus palabras. El exministro de la UCD calificó la sublevación militar de 1936 como "el alzamiento de la mitad del país con la mitad del ejército contra la otra mitad del país y la otra mitad del ejército".

"Eso no es un golpe de Estado", decía manteniéndose. "Y si hay otras personas que opinan otras cosas me parece muy bien", soltaba. Ante la insistencia del redactor encargado de hablar con él, sobre su definición de lo ocurrido, Camuñas optaba por zanjar el tema: "Mire, no vuelvo a hablar sobre la cuestión".

Justo antes, el expolítico aseguró no haber cobrado dinero por la intervención en estas jornadas del Partido Popular: "Por supuesto que no".

"Me recuerda a cuando visito a mi abuelo. Nos sentamos le pongo un vino y dejo que surja la magia", bromeaba Miguel Lago sobre las palabras Camuñas.

Además, horas antes de la emisión de este fragmento en Todo es mentira, la portavoz del Partido Popular en el Congreso, Cuca Gamarra, evitaba contradecir las palabras del exministro: "El presidente del PP ha sido siempre muy claro y muy rotundo sobre la Guerra Civil. Este partido en 2002 con mayoría absoluta promovió y respaldó una resolución que condena la Guerra Civil y que establece muy claramente el marco de lo que pasó en ese momento en España. El PP no se ha movido un ápice desde entonces", aseguraba.

Además, la portavoz del PP ha acusado al Gobierno de buscar "enfrentar a españoles y dividir españoles", además de querer "reescribir la historia" por la aprobación de la Ley de Memoria, normativa que Casado ya ha avisado de que derogarán si alcanzan el poder en las próximas elecciones.