Al diario El País no le ha gustado en absoluto el "show de Podemos" (así es como titula su editorial) y recuerda que "el Congreso no es un plató de televisión". En este sentido, critica a Pablo Iglesias y sus diputados sus "faltas de respeto al Parlamento" al excederse en las fórmulas con las que acataron la Constitución.
"Aún aceptándola, inmediatamente se sintieron obligados a proclamar que trabajarán para cambiarla. Una aspiración política perfectamente canalizable a través del trabajo parlamentario, sin necesidad de convertir el pleno del Congreso en una suerte de teatro donde solo cuenta la imaginación de cada cual para montar números presuntamente espectaculares. Podemos tiene un problema evidente: sus dirigentes están tan acostumbrados a manejarse ante las cámaras de televisión que han confundido el Congreso de los Diputados con un plató".

No es el único reproche. No le gustó tampoco el "mal tono" con el que Iglesias inició la legislatura hablando del "trío del búker" en referencia a PP, PSOE y Ciudadanos, ni su empeño en obstaculizar la elección de Patxi López. "Mal precedente", concluye, "que levanta obstáculos casi insalvables en el propósito de Pedro Sánchez de buscar una mayoría de Gobierno" progresista.

La palabra show también se repite en ABC, que lo califica, además de "grotesco". "La nueva política pierde las formas", resume en su editorial, en el que anhela que la elección de Patxi López, con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PP pueda reeditarse a la hora de permitir un gobierno. El diario de Vocento reclama un pacto de Estado para dar tranquilidad a la sociedad. Así, insta a Pedro Sánchez que tome nota de la actitud de sus posibles socios.
"Mención crítica especial merece la grotesca y desafiante escenificación con que los diputados populistas y de extrema izquierda prometieron sus cargos, conjurándose para alterar el sistema democrático, despreciando la Constitución y hasta ocupando sus escaños como si el sofá de su casa se tratase. A Podemos ya hay que exigirle menos imposturas gestuales, respeto a las instituciones de las que cobra un sueldo público y que sus representantes se ganen sus salarios construyendo en lugar de destrozando con tanta demagogia. Podemos se ha propuesto instrumentalizar sus actas de diputados utilizando incluso un bebé, para montar un circo sonrojante: algunos llegaron con banda de música, otros en bicicleta.... Eso sí, con solo unos metros de pedal para hacerse la foto. La voluntad popular exige soluciones, no provocaciones amenazantes ni chirigotas, aunque está cerca el Carnaval".

El bebé de Bescansa, protagonista de la sesión constituyente de ayer, salta también a las columnas de opinión de ABC. Luis Ventoso critica la instrumentalización que ha hecho la diputada del pequeño.
"Soraya, Susana Díaz, Chacón... muchas mujeres han tenido hijos en política. Ninguna, claro, llevó al bebé a su escaño. prefirieron salvaguardar su vida personal y no convertirla en un show mediático. (...) En una triste manipulación la exhibición del bebé alberga un mensaje claro: aquí estamos, hemos llegado los guays, los diferentes,los sociales, los que hemos inventado la rueda, la democracia y el número Pi".

Mayte Alcaraz, en las mismas páginas, compara a Carolina Bescansa con las celebrities de la prensa rosa y la acusa de hacerse "un 'Hola' en su escaño de la Carrera de San Jerónimo".
"Y para colmo del desconcierto, los periódicos y las teles serias y responsables han tenido que velar u ocultar la imagen de ese mismo menor al que su propia madre exhibió ayer como si fuera Chabeli Iglesias. Siempre quedará la duda de si no hubiera sido más consecuente con la irresponsabilidad de mamá Bescansa y de tío Pablo haber velado la imagen de la madre".

Victoria Priego, en El Mundo, recuerda también a Bescansa que hay una "guardería perfectamente equipada" en el Congreso y arremete contra los diputados de Podemos por el "show" que protagonizaron.
"La señora Bescansa no dejó a su hijo en el centro infantil porque lo que quería era dar el golpe de efecto y convertirse ella y su criatura en uno de los centros de atención. Pero el corte reivindicativo tipo «reclamo medidas de conciliación familiar» se le chafó: en el Congreso ya existen esas medidas, así que la intención de la diputada de Podemos quedó al descubierto.T

Pero no fue el suyo el único show que nos ofrecieron ayer sus flamantes señorías. También tuvimos un ramillete de promesas variadas a la hora de asumir los escaños. En ese momento el Congreso se convirtió en una sede de juegos florales, que para quien no lo recuerde eran unos espectáculos antiguos y extraordinariamente rancios que se celebraban en las primaveras franquistas. Más de uno se trajo su aportación por escrito, se ve que para que eso tan original, tan poético o tan reivindicativo que tenían que decir no perdiera impacto. Y tuvimos que soportar de todo. Fue para enrojecer el arrebato lírico de Errejón con ese «porque fueron, somos; porque somos, serán». Todo esto para prometer cumplir la Constitución. Pero lo más penoso fue esa apelación a que no hubiera «nunca más un país sin su gente ni sus pueblos». Se ve que se han creído que lo que ellos llaman «la gente», como si hubieran descubierto la pólvora, es algo distinto del pueblo soberano, de los ciudadanos, de los electores que les han puesto no sólo a ellos sino a todos los demás en el escaño. Fue una escena patética como la que ofrecían, hace ya muchos años, aquellos hombres que sus madres se empeñaban en vestir eternamente de niños y que iban con pantalones cortos pero enseñando una potente pelambrera. En fin, chicos, a la cama que mañana hay colegio.

El Mundo también editorializa al respecto y reclama reformas pero sin convertir el Congreso en un espectáculo.

La Razón, por su parte, no editorializa, pero portada es lo suficientemente elocuente. La imagen del día es el bebé de Bescansa y las carantoñas de Pablo Iglesias al pequeño. "El circo de Podemos", titula y recuerda que el "diputado Dieguito se fue con la niñera al acabar la sesión".