La Brunete mediática está harta de Rajoy y no lo disimula. Ayer era Pedro J. Ramírez quien le recetaba leña y le advertía de que, el siguiente paso sería pedirle que se fuera. Hoy, Isabel San Sebastián se pregunta en ABC "dónde está el capitán llamado a patronear esta nave que se hunde". Lo acusa de haber tirado la toalla de todos los españoles, "la que administra con plena legitimidad democrática, no lo discuto, aunque generando un grado de decepción sin precedentes en la Historia reciente".

Le reprocha en concreto haber claudicado frente al "separatismo desafiante" de Artur Mas, haber permitido la presencia de ETA en las instituciones, que haya mirado hacia otro lado ante "el escándalo de corrupción que corroe los cimientos de su partido, desde la asepsia distante de una pantalla de plasma"... En opinión de San Sebastián su inoperancia nos lleva al desastre: "Nos condena a todos a una derrota sin paliativos", concluye con desesperanza.

En las páginas de El Mundo podemos encontrar análisis igual de corrosivos, empezando por el editorial-bronca directa a la última ocurrencia presidencial que es pedir paciencia a la ciudadanía ante el drama del paro:
"Se puede pedir paciencia cuando se toman las medidas necesarias para cambiar lo que no funciona. Pero no se puede pedir paciencia cuando lo que se hace es abdicar de reformas estructurales imprescindibles y se gestiona una continuidad que lleva al desastre. Y se puede pedir paciencia si los sacrificios de hoy sirvieran para crear empleo dentro de uno o dos años. Pero no para aguantar sin más el paso del tiempo cuando la actual política ni siquiera aporta un horizonte de mejora".

También en El Mundo, Federico Jiménez Losantos lamenta que estemos ante un "Gobierno desesperante" que se niega a cumplir su propio programa. Carlos Cuesta certifica la "muerte de la derecha" y, tras acusar a Rajoy de hacer todo lo contrario de lo que debía, vaticina que"su fracaso supondrá la entrega de España a un amasijo de izquierdas e independentistas que pasará como un rodillo en medio del mayor desprestigio imaginable de una derecha que ni tan siquiera lo ha sido".