Muchos de los beneficios de vivir cerca de zonas verdes son de largo conocidos, pero a medida que pasa el tiempo las investigaciones descubren otros nuevos que no son de menor importancia. En el caso que nos ocupa, un estudio conjunto del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, el Hospital del Mar, la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS) del Departament de Salut de la Generalitat y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa” revela que el riesgo de sufrir un ictus isquémico, el más habitual de los accidentes cerebrovasculares, se reduce un 16% en aquellas personas que tienen zonas verdes a menos de 300 metros de su casa.

De izquierda a derecha, los autores del estudio Rosa Vivanco, Jaume Roquer, Sergio Olmos, Uxue Lazcano, Carla Avellaneda y Cathryn Tonne

La muestra ha sido amplísima y ha incluido a prácticamente la mitad de la población total de Cataluña -3,5 millones de personas de un total de 7,5 millones-. Ninguna de ellas había sufrido un ictus y todas habían cumplido la mayoría de edad. Se ha tenido en cuenta, fundamentalmente, la exposición a contaminantes relacionados con el tráfico de vehículos. En concreto, ha analizado el impacto de los niveles de las partículas de menos de 2,5 micras (PM2,5), del dióxido de nitrógeno (NO2) y de las partículas de hollín, en el lugar de residencia de cada una de las personas estudiadas, así como la cantidad y densidad de zonas verdes existentes en un radio de 300 metros de su domicilio, que ha sido el límite autoimpuesto para considerar su vecindad.

El NO2 está causado principalmente por el tráfico rodado. Por lo tanto, si realmente queremos reducir los múltiples riesgos que este contaminante supone para la salud de las personas Nota de prensa tenemos que aplicar medidas valientes que reduzcan el uso del coche

Los resultados muestran una relación directa entre el incremento de los niveles de concentración de NO2 en la atmósfera y el riesgo de sufrir un ictus isquémico, teniendo en cuenta, sobre todo, que los datos son independientes de factores socioeconómicos, de edad o de adicción al tabaco. “El estudio demuestra la importancia de los determinantes ambientales en el riesgo del ictus. Teniendo en cuenta que la predicción es que la incidencia, mortalidad y discapacidad atribuida a la enfermedad irá creciendo en los próximos años, es importante conocer todos los factores de riesgo que están implicados”, según la Dra. Carla Avellaneda, una de las autoras del estudio e investigadora del Grupo de investigación Neurovascular del IMIM-Hospital del Mar.

La gente que vive rodeada de un mayor grado de verdor en su lugar de residencia, tiene protección ante la aparición del ictus

Vale, el factor contaminación es perjudicial, ¿pero en la misma medida la cercanía de zonas verdes es beneficiosa? Definitivamente, sí, en concreto, de hasta el 16%, gracias a diferentes mecanismos, como la reducción del estrés, el incremento de la actividad física y de los contactos sociales o la exposición a un microbioma enriquecido. Según Avellaneda, “este estudio demuestra el impacto real que los aspectos ambientales tienen sobre la salud de la población de Cataluña. Ante la constatación del efecto de la contaminación atmosférica, la falta de espacios verdes, el ruido, etc. hacen falta más esfuerzos y estrategias poblacionales para reducir su impacto. Su efecto nocivo nos perjudica permanentemente y de forma global. Tenemos que luchar para conseguir pueblos y ciudades más sostenibles en los que vivir no implique asumir un incremento de riesgo de enfermedad”.