Laura y María José coincidieron a través del programa Erasmus, cuando participaron en dos proyectos en Lituania y Polonia dirigidos a jóvenes. Las dos eran de Málaga y descubrieron que tenían ideas muy parecidas acerca de cómo veían el mundo y su tierra. De ahí surgió 'Imagina', la ONG que montaron para fomentar un desarrollo inclusivo en el interior de la provincia de Málaga al tiempo que combaten la despoblación. Sus proyectos están dirigidos a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social y cuentan con la colaboración de jóvenes voluntarios procedentes de toda Europa.
Al principio eran solo un grupo informal de jóvenes que fomentaban el intercambio con otros países. "Eso nos permitía animar a nuestros compañeros a salir de casa y descubrir nuevas culturas, y al mismo tiempo, presentar nuestra tierra a jóvenes de toda Europa", aseguran. En 2017 se constituyeron como asociación y pusieron en marcha su primer programa, 'Pueblos de Colores', que contó con el apoyo del programa de Convocatorias Sociales de la Fundación "la Caixa".
'Pueblos de Colores' surgió para paliar la situación de las personas con discapacidad en los pueblos y barriadas del valle de Guadalhorce, donde no tenían sus necesidades cubiertas. Contó con un programa de acompañamiento basado en la creatividad, el empoderamiento personal y rural, y el crecimiento en grupo. En él participaron voluntarios europeos de entre 18 y 30 años, que estuvieron en la zona durante 10 meses gracias a programas europeos.
"A lo largo de estos cinco años hemos seguido esta misma lógica. Estamos en contacto con el territorio, crecemos cooperando con Europa y, según las necesidades que detectamos, proponemos iniciativas que puedan responder a nuestros retos", explica María José. Así han surgido distintos proyectos. En 2019 pusieron en marcha el 'Gallinero Social', un programa en el que personas con discapacidad cuidaban de un gallinero. Más adelante iniciaron la Casa de los Soles, programa destinado a dotar a las personas con discapacidad de una vida independiente en el albergue de Cerralba.
En el proyecto Mi Cachito de Huerto, los usuarios cultivan un huerto y cocinan comida saludable, como ensaladas o gazpacho, y llevan una vida más activa y sana trabajando en grupo durante los talleres. © Xavi Menós y Aarón León. Fundación "la Caixa"
Su último proyecto es 'Mi Cachito de Huerto', en el que participan 30 personas de entre 16 y 60 años cultivando un huerto para cocinar comida saludable, como ensaladas o gazpacho. Este programa también está respaldado por la Fundación "la Caixa".
Una segunda oportunidad
Imagina ha proporcionado a Mari Pepa una segunda oportunidad. © Xavi Menós y Aarón León. Fundación "la Caixa"
En este programa participa Mari Pepa, la madre de Maria José, que fue despedida durante la pandemia del COVID-19 y a sus 61 años tenía pocas perspectivas de encontrar trabajo. Encontró en el voluntariado una manera de sentirse útil, aportando cosas a los demás. Finalmente, su solidaridad le ha proporcionado la oportunidad de reincorporarse al mundo laboral enseñando a personas con diversidad funcional.
¿Quién me iba a decir que tantos años después volvería a mis raíces, enseñando a trabajar la tierra, igual que mi padre me había enseñado a mí?
"Crecí en este valle y vivo en el pueblo de Cártama. Mi padre, Joaquín, tenía un pequeño campo donde me enseñó a cultivar. Teníamos en el huerto tomates, pimientos y cebollas. Durante muchos años, yo trabajaba y en las tardes cuidaba de mi padre, ya mayor. Pero le decía a mi hija: 'Cuando ya no tenga que cuidar a nadie me gustaría ayudar a la gente'. Ahora ayudo y enseño a cultivar la tierra. ¿Quién me iba a decir que tantos años después volvería a mis raíces, enseñando a trabajar la tierra, igual que mi padre me había enseñado a mí?", asegura, feliz por esta segunda oportunidad que le ha dado la vida.
Su historia forma parte del documental 'Vidas contadas', 14 historias de superación en las que se da voz a personas en riesgo de exclusión. El objetivo de este proyecto es sensibilizar a la ciudadanía con estas realidades.