Prudente y conciliador, después de hablar con mucha gente y despejar sus dudas, el secretario general del PSOE en Castilla y León se despide sin ruido, pero reconoce que se aparta de la carrera de las primarias “para evitar el choque”, en la apuesta por la unidad del partido que ha conseguido mantener durante una década, y asegura que nadie le obligó a quedarse hace tres años, tras las elecciones del 22, ni le obliga a irse ahora, resolución personal que ha comunicado hace tres días al secretario federal, Pedro Sánchez.

Echando mano del símil de los rivales de películas antiguas que se desafiaban en duelo en carreras de coches, Luis Tudanca afirma que siempre ha pensado que “el que ganaba era el que se apartaba para evitar el choque”, y a esa decisión ha llegado finalmente, sin “dedo divino”, perjura, que se lo haya indicado. “No le podemos dar esa baza a Mañueco, la de la división”, insiste, y subraya: “mis adversarios están fuera del PSOE”.

La tierra para quien la trabaja

La prudencia la ha demostrado reiteradamente este martes durante una rueda de prensa que llegaba con spoiler, después de que ayer se filtrara la decisión de que no se presentaría a las primarias que desembocarán en el Congreso autonómico del PSOE en febrero.

No obstante, cuestionado sobre su opinión acerca del sucesor, no ha dudado en apostar por “alguien al frente que sea de esta tierra: la tierra para quien la trabaja”, y por que el PSOE de Castilla y León sea autónomo y anteponga “los intereses de la comunidad a cualquier otra cosa”.

¿Y Carlos Martínez, supuesto sucesor, alcalde de Soria? Tudanca cuenta que ha hablado con él casi a diario en las últimas semanas, incluso los últimos meses, que tendrá todo su apoyo, él o quien ocupe su lugar. Y evidentemente, Carlos Martínez es de la tierra, incluso de “la periferia”, como apuntó recientemente el ministro Óscar Puente, escribiendo una carta a los reyes anticipada en la que propugnaba un cambio de ciclo en el partido de Castilla y León.

“Ahora es el momento”

Tudanca, que hace tres años dijo públicamente que “otro vendría” —desbaratadas de nuevo las opciones de Gobierno en la Junta tras los resultados electorales— pero finalmente se mantuvo en el cargo y estos tres años ha presidido y dirigido como portavoz el Grupo Socialista en las Cortes, asegura que no ha habido negociaciones con respecto a su lugar en el futuro, que no se plantea.

Ahora es el momento de otro proyecto”, dice, y dibuja un “balance de éxito” del que él y su equipo han edificado durante estos dos lustros: presume de haberse enfrentado “a los más poderosos, a la corrupción”, pero sobre todo de haber construido una alternativa de gobierno, “hemos roto un techo de cristal demostrando que aquí se podía ganar”, en una tierra, reconoce, que es difícil, pero en la que “ya nadie puede decir que el PSOE no puede gobernar”.

La espina clavada del pacto de Igea

“La espina que me queda clavada es no haber podido ser presidente después de ganar las elecciones, por Igea y por Rivera, por la compra de votos de Mañueco; pero no nos vamos a perder en lamentaciones”, ha dicho, preguntado por lo que le habría gustado vivir durante estos diez años, en recuerdo de aquella mayoría conseguida en 2019 que el pacto PP-Ciudadanos abortó y que le habría podido dar al PSOE la Presidencia de la Junta si Francisco Igea hubiera sido consecuente con lo que repitió hasta la saciedad durante aquella campaña: que había que cambiar el color del Gobierno en la comunidad.

Este 7 de enero y mañana, día 8, está abierto el plazo para la presentación de candidaturas. Todo apunta a que Martínez oficializará en pocas horas el secreto a voces, pero nada está escrito aún.