Las decisiones de Abascal y Feijóo desde Madrid rompiendo acuerdos en el tablero nacional han dejado al Partido Popular de Castilla y León con un gobierno en minoría a nivel autonómico respaldado por un único consejero tránsfuga de Vox y dos grandes ayuntamientos, los de las capitales de provincia en Valladolid y Burgos, registrando réplicas del terremoto; en ambos comienza a sentirse la presión del PSOE, que no ha tardado un minuto en reclamar reflejo de la ruptura en sus consistorios.
Desde la sede regional del secretario general Luis Tudanca, que ha tendido la mano al presidente Alfonso Fernández Mañueco en no pocas ocasiones, se celebra el “hoy es un gran día”, pero al mismo tiempo se alerta sobre el “complicado” escenario político en el que se encuentra la Comunidad y la “debilidad” en la que queda el Gobierno de Castilla y León.
Fragilidad de los gobiernos de Mañueco
Esta nueva situación, dice Tudanca, “demuestra la debilidad y fragilidad de los gobiernos de Mañueco porque con Ciudadanos el acuerdo lo decidieron Casado y Rivera, el de Vox lo ordenó Feijóo y la ruptura, ahora, Abascal”, con la inmigración “como excusa”.
El PP, subraya, “no ha movido un dedo” ante los ataques de Vox a los derechos de las mujeres, colectivo LGTBI+, al cambio climático, la Agenda 2030, la memoria democrática o el diálogo social con sindicatos y empresarios, mientras que en Francia ha sido la unión la que ha frenado a la extrema derecha.
El líder socialista recuerda, además, que hace sólo unos días, en el debate sobre el estado de la región, tendió la mano a Mañueco y este “la mordió”.
Valladolid y Burgos piden divorcio
Los portavoces del PSOE en los ayuntamientos de Valladolid y Burgos, Pedro Herrero y Daniel de la Rosa, también se apuntan al divorcio.
El secretario general de la agrupación municipal de Burgos y portavoz socialista en el Ayuntamiento, Daniel de la Rosa, se confiesa “alegre a medias” ante los ayuntamientos en Castilla y León y otras comunidades en los que “la extrema derecha sigue tomando decisiones de gobierno”.
De la Rosa interpela a la alcaldesa, Cristina Ayala, sobre “qué va a pasar a partir de ahora en el Ayuntamiento de Burgos y si va a actuar como si nada ha ocurrido después de la patada que les acaban de dar en Castilla y León”.
Humillaciones y dignidad
El exalcalde burgalés se pregunta “cuántas humillaciones más va a tener que sufrir el Partido Popular” después de un año como socios de la extrema derecha en el consistorio durante el que han recortado la ayuda a cooperación al desarrollo del Ayuntamiento en un 50% y “se han puesto de perfil cuando el PSOE les ha preguntado sobre la intención de Vox de perseguir a personas inmigrantes en la ciudad”.
“Si le queda un mínimo de dignidad, rompa. Rompa antes de que la dejen tirada. Antes de que le pase como al señor Mañueco”, ha dicho De la Rosa este viernes; “ejerza de una vez el liderazgo como alcaldesa y gobierne en minoría”. El portavoz socialista en Burgos, que ganó las elecciones, pero no consiguió la Alcaldía a consecuencia del pacto PP-Vox, tiende la mano, pero desde una oposición que seguiría siendo “dura y exigente”, avisa.
En el mismo caso se encuentra el PSOE municipal en Valladolid. Fue el ahora ministro de Transportes, Óscar Puente, quien ganó las elecciones en 2023, si bien no consiguió el bastón de mando frente al concilio PP-Vox que le dio la Alcaldía a Jesús Julio Carnero, un acuerdo que el ahora portavoz Pedro Herrero considera se tambalea a consecuencia del tsunami nacional.
“Carnero aún está a tiempo de romper el pacto con el partido de Abascal; puede seguir siendo alcalde sin necesidad de Vox y comenzar una nueva etapa en el Ayuntamiento basada en la política”.
Herrero ofrece al PP “diálogo para sacar adelante los temas de interés general para los vallisoletanos”, pero, eso sí, si es él mismo quien toma la iniciativa y rompe con la ultraderecha. “Si por el contrario la ruptura es una decisión de Vox, que el PP no cuente con nosotros”, advierte.
El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valladolid confiesa no tener “muchas esperanzas en la receptividad” de Carnero, que considera ”está muy cómodo gobernando con la ultraderecha”.