El pueblo de Madrid no se calla y planta cara a un nuevo veto de Isabel Díaz Ayuso contra la libertad. La presidenta regional, que se erigió como garante del libre albedrío en una autonomía a merced de los grandes poderes fácticos, aprovechó la publicidad de La Vuelta para exhibir su genuflexión al estado de Israel. Inició una ofensiva prosionista, respaldando la presencia del equipo Israel Tech en la ronda ciclista española, que consumó con la prohibición de la bandera de Palestina en los centros educativos de la región. Veto que enardeció a la izquierda madrileña, que no dudó en reaccionar con la exhibición de la enseña incluso en la Asamblea de Madrid, pero también en balcones de edificios privados.
De hecho, la prohibición de la presidenta madrileña no se limitaba sólo a centros educativos sino que también la extendió a edificios públicos regionales. De hecho, este mismo jueves, el Partido Popular tiñó de blanco y negro la Asamblea de Madrid. Fue su presidente y mano derecha de Díaz Ayuso en la sucursal autonómica conservadora, Enrique Ossorio. El exvicepresidente, que recogió el testigo de Ignacio Aguado tras el estrépito de Ciudadanos, se encaró con toda la izquierda parlamentaria (PSOE-M y Más Madrid) después de que éstos, como ya hiciera en su día Mar Espinar desde su escaño, desplegaron una bandera de Palestina.
En esta ocasión fue Más Madrid el objetivo de las iras de Ossorio, que instó a los regionalistas a retirar “esa banderita”: “Ya la han tenido mucho tiempo, bájela”. Con su habitual tono chulesco, el presidente de la Cámara madrileña intentó ofrecer una clase magistral explicando que “esa banderita” es el “color negro de la dinastía abassí; el blanco, de la dinastía omeya; y el verde, del islam”. “Bájela, que la baje”, exigió la mano derecha de Ayuso, aunque Marta Lozano se negó a cumplir con sus órdenes después de los insultos recibidos por parte de Carlos Díaz-Pache.
“Servicios de la Cámara, retiren la bandera”, ordenó Ossorio a un ujier, poniéndole en una situación incómoda y dejando escapar con el micro abierto un “con todo lo que han dicho estos, ya está bien”. Ante la duda del trabajador, llegó a espetar un amenazante “¿voy yo a quitarla?”, hasta que finalmente, tras varios minutos de tensión, el ujier logró retirarla por otro acceso. Ossorio insistió en que “el reglamento de la Cámara prohíbe esto” y que no quería “más espectáculo”, aunque guardó silencio cuando un compañero de partido se burló de una diputada de Más Madrid, a la que llamó de “Hamás Madrid” y acusó de haberse “ido a hacer el indio en un barquito”.
Madrid se rebela
Esto es sólo una muestra más de la censura que pretende inocular Ayuso a la Comunidad de Madrid en todas sus extensiones. Todos los edificios públicos, efectivamente, están bajo su control. Sin embargo, no puede hacer nada con todos los espacios privados que hay en la región y que desde que anunció el veto a la bandera Palestina. Y es que los ciudadanos alzan la voz contra la postura tanto del Gobierno regional, como con el seguidismo del Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida.
La presidenta madrileña no puede parar la ola de banderas palestinas que adornan los balcones de múltiples puntos de la geografía regional. Así lo ha capturado el periodista y presentador de Más vale tarde Iñaki López, que en su perfil oficial en X – antes Twitter – compartía cuatro fotografías con diferentes terrazas en las que cuelga la enseña gazatí que tanto molesta a la prosionista Isabel Díaz Ayuso. “Desde que el Gobierno de Madrid ha prohibido la bandera palestina en edificios públicos se ha multiplicado su presencia en espacios privados”, remató el televisivo, remarcando ese espíritu crítico de un pueblo madrileño que cada vez se atreve a más.
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