Madrid ya es la segunda ciudad europea más sexy para la inversión inmobiliaria”, reza el informe de una compañía internacional dedicada a la “intermediación inmobiliaria” (especulación y gentrificación, en términos reales). “En solo cinco años, Madrid ha saltado del octavo al segundo puesto del ranking, su mejor resultado histórico, y ha pasado de ser un mercado emergente a una referencia consolidada en la inversión inmobiliaria y financiera a nivel europeo”, añade. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid desde hace seis años, lo ha conseguido.

Madrid está en venta y la baronesa del Partido Popular (PP) se lo dejó claro a BlackRock, uno de los fondos buitres más grandes del mundo, a principios de esta semana. “No vamos a intervenir la vivienda, ni del alquiler ni de la venta”, les prometió, “se encuentran en el mejor lugar para pensar sus inversiones”, les instó. Palabras que, de ser solo palabras, no sufrirían los vecinos de los barrios obreros diariamente. Destrucción del tejido social para transformar las calles en un Monopoly reservado a grandes fortunas.

El Gobierno autonómico se ha molestado en que así sea y los agentes beneficiados se rinden en elogios a la ejecutora. “Londres se mantiene. París cae. Y Madrid asciende. El podio de las ciudades europeas más atractivas para los inversores inmobiliarios ha dado un vuelco. Y la gran protagonista es Madrid, que ha superado a la capital francesa y se ha consolidado como la segunda ciudad de Europa más interesante para invertir en bienes inmuebles”, celebran desde Property Partners, compañía de origen chileno que ha construido una red de negocios inmobiliarios por todo el mundo.

A la par, el precio del alquiler en Madrid no para de subir, presuponiendo la compra como algo al alcance de muy pocos; sus ciudadanos son expulsados de sus barrios, cada vez más lejos de sus trabajos y sus allegados; y los desahucios se suceden de una forma insultantemente rutinaria, incluso en casas de titularidad de la Comunidad de Madrid. Pero todo esto son minucias al lado de haberse posicionado como “una ciudad líder en el mapa de la inversión inmobiliaria europea”.

Esta evolución no es casual, sino el resultado de una estrategia de ciudad que lleva años madurando y que ha conseguido que el inversor internacional ya no mire a la ciudad como una alternativa emergente, sino como una apuesta consolidada, segura y con proyección a medio y largo plazo”, le reconoce Felipe Reise, director general de Property Partners en España, a la presidenta y al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. “Solo cinco años” les ha hecho falta y ninguno de los dos oculta cuál seguirá siendo la estrategia.

Factores para especuladores

La intermediaria inmobiliaria tiene claro que esta deriva decadente no responde a un único factor. “Madrid se ha posicionado como una ciudad líder en el mapa de la inversión inmobiliaria europea gracias a su combinación única de factores entre los que destacan la seguridad financiera y la calidad de vida”, exponen desde la compañía. El crecimiento económico del que disfruta el país, que se replica en las comunidades autónomas (CCAA), es el primero de los motivos señalados.

La calidad de vida también es buena para esta red inmobiliaria, sobre todo por la “estabilidad política, calidad del sistema sanitario, infraestructuras urbanas, movilidad, digitalización de servicios públicos y un coste de vida ligeramente más asequible que otras capitales europeas de características similares”. Ciudad europea, a precio de saldo para ricos. “Aunque la vivienda no para de encarecerse, el precio del metro cuadrado en Madrid aún es relativamente asequible comparado con otras ciudades europeas”, señalan como tercer motivo.

Cabe recordar, para evitar enfados, que cuando se refieren a “asequible” se están dirigiendo a grandes fortunas que buscan compra como “inversión”, no a la ciudadanía que no puede imaginarse pagar medio millón de euros por un piso de 60m2 y que eso se considere una ganga. “Unas buenas conexiones ferroviarias”, sobre todo últimamente, “una red de carreteras potente, unos servicios de calidad y un fuerte compromiso con la sostenibilidad”, en esta última destaca Almeida, componen el cuarto factor determinante.

La “versatilidad” del mercado inmobiliario es el último punto. “Madrid ofrece un extenso abanico de oportunidades para cualquier tipo de inversor inmobiliario”, exponen. Lo que hace especialmente atractiva a Madrid en este momento es el margen de recorrido que todavía tienen los precios”, expone Reuse claramente la intención: a los ricos, compren todavía, que esto va a subir mucho más y se podrá vender mucho más caro.

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