“Hoy, la Comunidad de Madrid está más viva que nunca”. Con estas palabras, la presidenta Isabel Díaz Ayuso ha entonado, coincidiendo con el 5º aniversario de la pandemia de coronavirus, un discurso de doble vertiente: por un lado, el respaldo de sus políticas al frente de la crisis sanitaria de 2020; por otro, acusaciones de "manipulación constante y campañas de descrédito" dirigidas al Gobierno central y al conjunto de la izquierda política ante el drama de las residencias de mayores.
De manera previa a su declaración institucional, el Ejecutivo de la Puerta del Sol ha difundido un comunicado en el que daban cuenta de su gestión al frente de esta crisis, rechazando toda crítica esgrimida contra los conocidos ‘protocolos de la vergüenza’ -los cuales han señalado que “nunca lo hubo firmados por políticos”- y negando la cifra de fallecidos en residencias de 7.291, hablando en cambio de 4.100 personas.
Bajo este telón de fondo, Ayuso se ha dirigido a los madrileños con un mensaje desde la Puerta del Sol en el que ha recordado los peores momentos que dejó la pandemia hace un lustro atrás en la memoria de los madrileños y, en esencia, de toda España. Un discurso en el que ha ensalzado su gestión de compra de material sanitario o de mayores libertades para la población en la desescalada, entre otros puntos, en detrimento de muchas de las medidas que se ejecutaron desde Moncloa para el conjunto del país.
En sus primeras palabras, la principal mandaría de Madrid ha lamentado que “muchos fallecieron sin el acompañamiento de sus familiares, pero de la mano de un sanitario; profesionales que enfermaron y llegaron a fallecer” pero que, pese a esta curda realidad, y debido a que su región “fue de las más perjudicadas en la primera ola”, Ayuso ha condenado que, como ejemplo, el “Aeropuerto de Barajas permaneció abierto, así como los grandes eventos que se celebraron sin ninguna política sanitaria del Gobierno central”. Por estos motivos, la dirigente madrileña entiende que “cinco años más tarde, hay partidos políticos que pretenden tergiversar todo lo que el pueblo de Madrid vivió unido y sin responsabilidad alguna”.
Acusaciones de “manipulación constante y campañas de descrédito”
A renglón seguido, y celebrando que, un lustro después, Madrid “se ha recuperado de uno de los peores trances de su historia y vive un momento de esplendor y alegría”, ha condenado lo que considera, en paralelo, “la manipulación constante, campañas de descrédito e instrumentalización de la tragedia por parte de algunos que deberían responder por su pésima gestión y medidas inconstitucionales”.
Con una retahíla de ejemplos, la principal mandataria de Sol ha enumerado circunstancias como el volumen de población que viajaba en transporte público, sus medidas de cierres de colegios, universidades y residencias de mayores días antes del confinamiento general o la compra paralela de material sanitario ante la evidente insuficiencia. Decisiones que, según ha argumentado, se vino contrariando con intentos de “paralización” por parte del Ejecutivo central.
Bajo la misma premisa, también ha mencionado la unión de la sanidad pública y privada con una misma misión, la reconversión de IFEMA y la inauguración del Hospital Isabel Zendal y “una red de geriatras” para la gestión en residencias. Un último punto sobre el que ha reiterado que “se medicalizaron 232 residencias, distribuyeron 12 millones de unidades de material sanitario, se llevaron a cabo 11.200 traslados de residentes a hospitales”. Punto en el que no ha mencionado las trágicas muertes en las residencias madrileñas.
Gracias a esta unión de medidas bajo su mandato, la presidenta ha venido reiterando que gestionaron “en solitario la pandemia a partir de la segunda ola” del virus mientras trataron que “la economía de la gestión no se hundiera”. Con el regreso a la ‘nueva normalidad’, ha situado por encima de la gestión del país su modelo de apertura, sobre el cual ha defendido que “los madrileños y quienes visitaban, con responsabilidad y bajo criterios científicos, pudieron sanar sus penas visitando museos, paseando o haciendo ejercicio; mientras, en España, se tomaron muchas medidas sin criterios científicos”.
La fórmula ‘secreta’ a la que aduce Ayuso sobre su responsabilidad la ha focalizado en “agua, luz y aire”: “Así sacamos adelante comercios, bares, restaurantes a la calle. Muchos frivolizaron y estigmatizaron nuestro modo de vida, nuestra cultura y el sector servicios”, ha ensalzado.
Ayuso cierra filas con su modelo de libertad
Desechando así las “críticas infundadas” que asegura que ha recibido durante estos años desde la oposición, la presidenta madrileña ha reiterado que su región, ahora, “está más viva que nunca”: “Amamos la vida y la libertad. Somos ese lugar de referencia que ha demostrado que ser libre es más que palabras. Es una actitud que se defiende cada día”, ha respaldado sobre su propio Ejecutivo.
“Siempre hemos estado al servicio de España, hemos sido una población que se crece en la adversidad, que cuenta con los demás. Somos los de Madrid. (…) Ahora, exigimos responsabilidad, sensatez y respeto: por la verdad, por los que murieron y por sus familias”, ha sellado como punto final.
Niega sus protocolos políticos y desmiente la cifra de fallecidos en residencias
Bajo este contexto, la Comunidad de Madrid, por este 5º aniversario, ha venido esgrimiendo una nueva versión de cómo actuó frente a esta crisis con dos puntos clave: sus protocolos y las muertes en residencias de mayores.
“El número de fallecidos de residencias que agita la izquierda y ultraizquierda fue un invento del entonces consejero, señor Alberto Reyero, que tuvo que ser apartado de sus responsabilidades por ineficaz. La falsedad nació de él. Nunca hubo protocolos firmados por políticos. Ni discriminación. El número real de fallecidos en residencias fue de 4.100, y nunca porque no se les ayudara”, han defendido en el comunicado emitido este miércoles, negando así la cifra de los 7.291 fallecidos en estos centros en los peores momentos de la pandemia.
A su vez, en el mismo escrito mencionan a cargos políticos de distinta índole a los que acusan de las fallas más graves en la gestión de la crisis sanitaria, entre ellos, el exministro de Sanidad, Salvador Illa, o el exvicepresidente del Gobierno central, Pablo Iglesias, entre otros ocho cargos más como los principales mencionados en sus líneas.