El CEO de Ribera Salud ha intentado en los últimos días desacreditar las informaciones que demostraban que había dado órdenes a una veintena de mandos en una reunión interna aumentar las listas de espera para ampliar beneficios. La misma justificación, que también dio la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, queda este martes desmentida después de que El País haya publicado el audio completo.

En el archivo, de cerca de 25 minutos, demuestra que el contexto no es otra cosa que la justificación que su protagonista lleva a cabo para tratar de persuadir a sus subordinados de que tomen las medidas que después les pide. Asimismo, antes de la publicación de las informaciones, el medio mencionado asegura haberse cerciorado de que las directrices que daba Pablo Gallart eran veraces y comprobó de qué manera las mismas se habían dado por escrito. De la misma manera, los periodistas intentaron hablar con Gallart para mostrarle todo el material, que lo comentase y lo contextualizase si consideraba que debía hacerlo, pero no llevó a cabo nada de esto.

"Hemos salvado el match ball"

De todas formas, el contexto al que hace alusión para escudarse el CEO del grupo sanitario, ya aparecía reflejado en la exclusiva del 3 de diciembre, en la que explicaba que el directivo justificaba los recortes por la falta de beneficios del hospital. Así lo indica: “Hemos estado perdiendo 20 millones al año debido a que la cápita que nos han pagado es muy inferior al servicio que les hemos prestado (…) Tuvimos que tomar una posición o darles una última oportunidad para que arreglaran el contrato. Echamos un pulso en enero, de tal forma que les dijimos a la Administración que si no lo arreglaba les entregaríamos la llave (…) Finalmente, el último día de plazo que les dimos lo aceptaron. Lamentablemente, el equilibrio que esperábamos, que era de 17 millones al año, y solo nos han dado la mitad, aproximadamente nueve. Pero bueno, sí que es cierto que hemos salvado el match ball.

En este contexto, a lo que alude Gallart es al rescate de 33,7 millones de euros que la Comunidad de Madrid aprobó el pasado mes de julio para echar un cable a la empresa y sanear sus cuentas. A ellas se añaden las aportaciones adicionales al contrato de 88 millones de euros en el último lustro, mientras que la deuda que la firma declaró por su inversión en la capital madrileña alcanzaban los 124 millones de euros en 2022.

Pero es que ya antes de la petición expresa de aumentar las listas de espera, Gallart las justifica de la siguiente manera: “La Administración, reconociendo esos nueve (millones de euros), de alguna forma, lo que nos ha dicho es qué recursos vamos a tener a futuro, y nosotros, como empresa digamos comprometida con el servicio, lo que vamos a hacer es, evidentemente, adecuar el servicio que les vamos a dar de acuerdo a con el dinero o los recursos que ellos nos van a entregar. Al final, lamentablemente, los recursos es algo limitado a cualquier negocio”.

Entre las explicaciones que dio en esa reunión se encuentran que “están infinitamente mejor que hace 12 meses pero bastante peor de lo que nos hubiera gustado” o que no la compañía no va a ganar dinero hasta el final de la concesión y que la misma concesión puede llevar, efectivamente, a perder dinero.

También justifica Gallart para los recortes que la región madrileña no ha aceptado que la Consejería de Educación cubra a todos los MIR, “que es lo lógico y lo que sucede en otras autonomías”. De haber sido esto así, señala, “estaríamos hablando que los cinco millones o seis millones que nos hacen falta y que estoy ahora reclamando, ya los tendríamos”.

“Desandemos el camino”

Y es después de las pingües explicaciones que aflora la llamativa petición: “¿Cuál es nuestra capacidad de gestión? Pues entiendo que somos capaces de determinar la actividad que podemos proveer. O dicho de otra forma, estableciendo la lista de espera quirúrgica, al final nos va a determinar la actividad y, determinando la actividad [...], determinaréis cuáles [son] los gastos y qué nivel de EBITDA tendremos. Todos sabéis que la elasticidad de la cuenta de resultados a la lista de espera es directa. En Torrejón en el año 22 y 23 decidimos como organización hacer un esfuerzo para bajar la lista de espera. Lo único que pido es: desandemos el camino”.

Durante la caso hora y media de audio, el CEO solicita explícitamente a sus mandos que “no hace falta sacar matrícula de honor” en lo que a estar por debajo de las listas de espera se refiere; y es que para los hospitales que tienen este tipo de convenios con la Administración impera mantener las listas por debajo de los centros cercanos; ya que la empresa cobra un canon fijo por atender a los pacientes de su zona y un ingreso adicional por cada intervención que capta de la población de otras áreas.

El trasfondo de la conversación no es otro que la petición del grupo francés que sostiene a Ribera de sanear las cuentas para vender acciones al año que viene a la compañía. “A todos nos gusta crecer, dar cualquier servicio caro que todos estaríamos encantados, en fin, en dar lo mejor, en esperar lo menos tiempo posible, dar la mejor tecnología. No tenemos presupuesto para eso (…) Estoy convencido de que vamos a llegar. Igual de fácil que ha sido en el pasado aumentar cuatro o cinco millones los gastos de personal para aumentar o reducir la lista de espera, no me cabría en la cabeza que no es igual de fácil hacer el camino contrario, de verdad. La elasticidad siempre va en las dos direcciones. Y no solo estoy hablando de listas de espera, seguro que tenéis mucha imaginación”.

Esta parte de la conversación, que aún es más larga, se dieron por escrito instrucciones de rechazar a pacientes “no cápita” en el hospital, así como de reutilizar material. En última instancia dicta, el responsable dicta que Torrejón “nunca va a ser un negocio” y que no han venido “a ganar dinero”, pero deja claro que “es fenomenal” haber recibido 200 millones de reequilibrio, pero que quizás eran necesarios.

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