La fabada asturiana más televisiva, la famosa Fabada Litoral acaba de cumplir, nada más y nada menos, que 75 años. ¿Quién no recuerda a aquella abuela diciendo: ¡Qué hay prisa!" en el anuncio de los años 90. El secreto de su éxito está, según sus productores, en la materia prima de calidad, unos ingredientes 100 % naturales, sin conservantes ni aromas artificiales y, como no, en el compango asturiano hecho en la propia fábrica.
Desde sus humildes comienzos en el barrio pesquero de Cimadevilla (Gijón), donde se elaboraban las primeras conservas de pescado, Litoral ha ido evolucionando hasta convertir su fabada en la marca líder del mercado y en una de las conservas estrella de los españoles, que subrayan en su mayoría que "parece casera".
Un aniversario tan importante no podía pasarse por alto, por lo que Nestlé, compañía a la pertenece la empresa, ha organizado esta semana un acto en la fábrica asturiana al que han asistido el propio presidente del Principado, Adrián Barbón, y la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón. En el evento, el director general de Nestlé España, Jordi Llach, ha explicado que la fabada asturiana "es uno de nuestros productos más icónicos". "Por su calidad, su sabor y por cómo lo elaboramos, se ha convertido en un imprescindible en la despensa de los hogares en España”, ha afirmado.
La directora de la fábrica gijonesa, por su parte, Isabel Velasco, ha detallado cómo se realiza el proceso: "Llenamos la lata con todos los ingredientes: las alubias y el compango de elaboración propia, en su propio caldo". "La cerramos y cocinamos el plato directamente en la lata, donde se cuece como si fuera una olla exprés individual", ha narrado, enfatizando que "es un proceso muy tradicional porque, en fábrica, nos limitamos a controlar al milímetro los tiempos y las temperaturas de cocción, el punto de sal y el tamaño de los trozos para que cada ración tenga la misma textura, el sabor y el aroma que los consumidores esperan de nosotros".
Apuesta por la eficiencia de recursos
De esta planta salen al año más de 25 millones de platos preparados a base a legumbres, siendo, sin duda, la fabada el producto estrella. Por ello, la compañía ha aprovechado la efeméride para anunciar una inversión de 1,2 millones de euros en las instalaciones, cantidad que eleva a siete el total de millones de euros desembolsados en los últimos cinco años., y han estado dirigidos, principalmente, a la digitalización, automatización y eficiencia energética de la fábrica.
Entre las inversiones realizadas este año, destaca la instalación de una nueva torre de refrigeración que permite reutilizar, de forma continua, toda el agua empleada para enfriar las latas tras su esterilización, en lugar de devolverla a la red. Esto permitirá reducir hasta 6.000 m3 de agua al año, lo que equivale al consumo anual de 120 hogares en España. A este avance en la gestión de recursos hídricos se suma a la reducción del consumo energético, gracias a la instalación de unos equipos que recuperan el calor que desprende el agua después de la refrigeración para calentar el agua que alimenta la caldera, la cual genera el vapor necesario para la cocción, fabricación y curado de embutidos. De esta manera, la planta gijonesa ha reducido el consumo de energía requerido cuando el agua entraba fría en el sistema, una medida que, junto a otras, ha contribuido a un un ahorro energético medio anual de 200.000kWh.
Otra de las apuestas de la marca ha sido reducir el 90 % del uso de plástico en sus envases con respecto al año 2020. En la actualidad, todos los productos y formatos llegan a los supermercados en cajas de cartón 100% reciclado y reciclable, procedentes de fuentes sostenibles y certificado por el Forest Stewardship Council (FSC). Asimismo, la lata, al ser de hojalata, permite su reciclaje continuo, al que ayuda también el cambio del serigrafiado, que se ha sustituido por una etiqueta de papel.
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