En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha respondido al president de la Generalitat, Pere Aragonès, que hablar de la independencia con un horizonte de 2030 “no es el camino”. La ministra de Política Territorial ha asegurado que no se adecúa a la senda que propone el Ejecutivo en la mesa de diálogo.

"Hemos escuchado a Aragonés hablar de la independencia en un horizonte de 2030, este no es el camino del diálogo, del reencuentro, no es la forma que queremos transitar en las relaciones con Cataluña", ha precisado la Portavoz del Ejecutivo, quien a renglón seguido ha recordado que la Unión Europea "no reconoce la desintegración de los territorios, ni la Constitución española".

La hoja de ruta de Aragonès

El independentismo ha rehuido de los plazos durante años, hasta que el president de la Generalitat ha recuperado el calendario para implementar la hoja de ruta secesionista. Pere Aragonès anunció el lunes ante las cámaras de TV3 que Cataluña decidirá su futuro en un referéndum pactado con el Estado antes de 2030. Una fecha que coincide, sobre el papel, con la conclusión de las obras de ampliación del aeropuerto de El Prat.

“Cuento con que antes de 2030 hayamos llegado a un acuerdo para la resolución del conflicto político y que Cataluña haya votado”. Así se pronunció el president de la Generalitat, Pere Aragonès, sobre la hoja de ruta del independentismo. Con motivo del inicio del curso político, el máximo mandatario catalán concedió una entrevista a TV3, en la que, además de las pinceladas del calendario independentista, aprovechó para meter presión a Pedro Sánchez y reclamar su presencia en la mesa de diálogo prevista para este mes de septiembre.

No se trata de dejar la independencia de aquí a diez años ni que cualquier propuesta de desarrollo económico suponga renunciar a ella.

Aragonès se lanzó a la piscina con este pronóstico al ser preguntado por la candidatura que la Generalitat y Moncloa quieren impulsar para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. El entrevistador le interpeló por la concordancia de su proyecto independentista con la colaboración con este evento deportivo bajo la bandera de España. El president catalán respondió entonces que, para ese año, espera que Cataluña compita como estado soberano.

“No se trata de dejar la independencia de aquí a diez años ni que cualquier propuesta de desarrollo económico suponga renunciar a la independencia”, alegó el president de la Generalitat. Asimismo, expresó su deseo de que Cataluña vote de “forma reconocida” y lo haga “antes de 2030”. De esta manera, serían los primeros Juegos en los que “participaremos bajo nuestra bandera”.

Sánchez alteró la hoja de ruta

A principios de este mes de agosto que llega a su fin, Sánchez le metió un gol por la escuadra al Govern con el acuerdo para la ampliación del Aeropuerto de El Prat. En el año 2030, fecha prevista para la finalización de las obras, también se celebrarán los Juegos Olímpico de Invierno que la Generalitat aprobó en el último Consell Executiu mientras esperan el visto bueno del Comité Olímpico Internacional (COI). Es decir, si no se cumplen las previsiones, no habrá nueva declaración de independencia hasta 2031, cuando las inversiones para el Aeropuerto de El Prat concluyan.

El jefe del Ejecutivo no ha obtenido avances significativos con Esquerra Republicana como su principal socio parlamentario. Aragonès insistía entonces en que, en el mes de septiembre, en la mesa de negociación, solicitará la amnistía y la autodeterminación. Sin embargo, desde Moncloa se ha forzado a la Generalitat a no intentar ningún movimiento rupturista hasta que concluyan las obras.

El president de la Generalitat remitió una carta al Comité Olímpico Español (COE) y aprobó un acuerdo del Consell Executiu en el que reconocía la fecha de 2030 para los JJOO de invierno del mismo año. Su vicepresidente, Jordi Puigneró, cerró el pacto que garantizaba la inversión de 1.700 millones de euros para la remodelación de El Prat por parte de Aena.

Joan Canadell, diputado de JxCAT, celebró la inversión en redes asegurando que “es una infraestructura imprescindible para el futuro del Estado catalán”. Sin embargo, a la hora de la verdad, como ocurre con los Juegos Olímpicos de Invierno, no se completarían las obras en caso de llevarse a cabo el “embate democrático” que utiliza como amenaza Carles Puigdemont desde Waterloo.

En este punto, ha sido el propio Gobierno central el que ha fijado nuevos plazos que la otra parte en este asunto ha aceptado de manera formal, aplicándose la regla de Ortega y Gasset de “la conllevancia con el tema catalán”. Es decir, Sánchez sería consciente del escaso recorrido a nivel de acuerdos que puede dar de sí la mesa de diálogo y estaría ganando algo de tiempo hasta atraer a ERC y Junts al redil de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).