La prueba del talón, una de las principales herramientas de detección precoz de enfermedades raras en recién nacidos, ha sido en Castilla-La Mancha un reflejo del contraste político y sanitario entre dos modelos de gestión. Durante la etapa del Partido Popular con María Dolores de Cospedal al frente del Gobierno regional, este programa sufrió un recorte drástico: de las 15 patologías que se podían diagnosticar con una simple gota de sangre en el talón del bebé en tiempos del socialista José María Barreda, se pasó a tan solo 3. Una decisión que puso en riesgo la posibilidad de salvar vidas y dejó a centenares de familias en una situación de mayor vulnerabilidad.

La llegada del PSOE con Emiliano García-Page supuso un giro completo. Se recuperó el compromiso con la prevención y la equidad en la atención sanitaria. En pocos años, la cifra de enfermedades incluidas en este cribado neonatal creció de forma exponencial. Primero se alcanzaron las 27, después las 30. Una ampliación que situó a Castilla-La Mancha entre las comunidades autónomas con mayor sensibilidad hacia la detección precoz de patologías graves, como la atrofia muscular espinal, que solo se diagnostica en seis regiones españolas y que ya ha permitido tratar a varios niños en la región.

El horizonte ahora está marcado en el nuevo Plan de Salud de Castilla-La Mancha, que se presentará en 2026 y que prevé que en 2027 la prueba del talón alcance hasta 40 enfermedades raras, según anunció en sus redes sociales el consejero de Sanidad de la Junta, Jesús Fernández SanzUna expansión que no solo implica más estadísticas, sino que representa un salto cualitativo en términos de esperanza para las familias. Detectar a tiempo significa tratar antes, reducir secuelas, salvar vidas y garantizar un futuro con más calidad y dignidad para los recién nacidos.

 

 

Etapa de tijeras

Este anuncio contrasta con la política sanitaria heredada de los años de Cospedal, cuando la desconfianza en la prevención y el mantra de los recortes marcaron la gestión sanitaria. Frente a esa etapa de tijeras, la ampliación progresiva del cribado neonatal evidencia una apuesta clara por la inversión en salud pública. 

La detección precoz de enfermedades raras se ha convertido así en un ejemplo de cómo una política pública puede transformar la vida de miles de familias. Para madres y padres, saber que una simple gota de sangre extraída en el talón de su bebé puede anticipar problemas de salud es sinónimo de tranquilidad. No se trata de una cuestión menor. Cada diagnóstico precoz es una oportunidad de tratamiento, de planificación y de protección desde el primer minuto de vida.

Castilla-La Mancha ha pasado de ser un territorio donde los recortes del PP limitaron el acceso a diagnósticos vitales, a convertirse en una región que se abre paso en la vanguardia de la prevención y la equidad sanitaria. El camino marcado hasta 2027 apunta a que cada nueva vida en la comunidad nacerá con más garantías, alejándose de aquella etapa en la que la austeridad mal entendida se impuso por encima de la salud.

Más diagnósticos precoces, más vidas salvadas

La ampliación de la prueba del talón en Castilla-La Mancha hasta las 40 enfermedades raras supondrá un salto decisivo para la salud de los recién nacidos y sus familias. Este cribado permite detectar de manera temprana patologías graves que, de no diagnosticarse a tiempo, pueden provocar discapacidades permanentes o incluso la muerte.

Entre ellas se encuentra la atrofia muscular espinal, que ya ha podido ser tratada en varios niños en la región gracias a su inclusión en el plan actual, así como desórdenes metabólicos, endocrinos o genéticos que condicionan la vida desde los primeros días. Con la ampliación prevista, miles de bebés tendrán acceso a diagnósticos precoces y a tratamientos inmediatos que reducen secuelas, mejoran la calidad de vida y garantizan un futuro más saludable.