El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha pronunciado sobre la petición de la ministra Yolanda Díaz de acometer una remodelación profunda del Gobierno de Pedro Sánchez, un planteamiento que ha abierto un debate interno en el seno de la coalición y que ha generado inquietud política. Lejos de alinearse con esa exigencia, Page ha respondido con cautela y con una advertencia clara sobre las posibles consecuencias de forzar públicamente ese escenario.

A preguntas de los medios, García-Page ha afirmado que no tiene claro que la vicepresidenta segunda esté actuando de la forma más adecuada, deslizando que su iniciativa podría no tener el efecto esperado. "A ver si se va a llevar una sorpresa", ha señalado, en una respuesta que ha sido interpretada como un aviso sobre los riesgos de tensionar la estabilidad del Ejecutivo en un momento políticamente delicado.

El presidente castellano-manchego ha planteado además una cuestión que, a su juicio, sigue sin aclararse y que resulta clave para entender el alcance real de la propuesta de Yolanda Díaz. Ha indicado que la incógnita es si esa demanda de remodelación implica que, si no se produce, Sumar estaría dispuesto a abandonar el Gobierno de España. Una pregunta que introduce incertidumbre y que, según el propio Page, queda pendiente de resolver.

Las declaraciones del jefe del Ejecutivo regional se han producido después de que Yolanda Díaz haya defendido públicamente la necesidad de cambios profundos en el Gobierno, argumentando que la situación política actual exige una respuesta de mayor calado. La vicepresidenta ha vinculado esa exigencia al impacto de distintos escándalos que han afectado al PSOE y a la necesidad de reforzar la credibilidad del Ejecutivo, aunque sin llegar a plantear explícitamente una ruptura de la coalición.

Frente a ese planteamiento, García-Page ha querido centrar el debate en el contenido ideológico y social de la acción de gobierno, más allá de los movimientos orgánicos. Sobre la continuidad de Pedro Sánchez, ha defendido que las políticas sociales deben ser inequívocamente socialdemócratas, subrayando que existe una diferencia profunda entre ese modelo y el que representan la derecha y la extrema derecha, especialmente allí donde el Partido Popular gobierna apoyado por Vox.

En este sentido, el presidente de Castilla-La Mancha ha advertido de que no todas las políticas sociales son iguales y de que los mayores daños al Estado del bienestar proceden de conductas alejadas de cualquier base moral. Ha señalado que "los corruptos y los abusadores traicionan especialmente a los pensionistas, a quienes necesitan becas y a la ciudadanía que depende de una sanidad pública en condiciones".