El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha pedido a la ciudadanía que no entre en el juego de quienes, desde la política, fomentan la crispación y el enfrentamiento como estrategia permanente. Lo ha hecho durante su tradicional mensaje institucional de Nochevieja, pronunciado desde el Palacio de Fuensalida, en el que ha defendido la necesidad de compartir más, rebajar la tensión y centrar los esfuerzos colectivos en los problemas reales de la gente de cara a 2026.
En un contexto político marcado por el aumento del ruido, la confrontación constante y la polarización, el presidente regional ha advertido de que “no nos merecemos ni los españoles ni, desde luego, los ciudadanos de Castilla-La Mancha que todos los días nos lluevan mensajes que buscan el odio”. Un mensaje que ha apuntado de forma directa a quienes, desde posiciones políticas muy concretas, han convertido la crispación en herramienta cotidiana para ocultar su falta de proyecto y sus propias contradicciones.
García-Page ha animado a la ciudadanía a no permitir que ese clima de enfrentamiento “se cuele en nuestras mesas en estas fiestas”, subrayando que el conflicto personal y el choque permanente no merecen la pena. Una llamada a la responsabilidad social que ha contrastado con la actitud de determinadas fuerzas políticas, especialmente del Partido Popular y Vox, que han hecho de la exageración, la bronca y la confrontación un eje central de su discurso tanto a nivel nacional como en numerosos ayuntamientos de Castilla-La Mancha.
Reivindica los valores de la región
Durante su intervención, el presidente autonómico ha reivindicado los valores de Castilla-La Mancha, asegurando que han hecho que la región sea “muy reconocida en España y fuera de España”. Ha descrito esos valores como sencillos, quijotescos y profundamente ligados a la identidad castellanomanchega, pero también universales. Entre ellos, ha destacado el entendimiento, la búsqueda de la paz y la armonía, así como el empeño por evitar la crispación “por todos los medios”.
En ese punto, García-Page ha defendido una forma de hacer política basada en la moderación, vinculándola directamente a la eficacia y al buen funcionamiento de los servicios públicos. “Es una moderación que tiene que ver con lo que nos importa, con que las cosas funcionen, dedicarnos a los problemas de la gente más que a fabricar nuevos problemas”, ha afirmado. Un planteamiento que ha chocado frontalmente con las dinámicas de confrontación impulsadas por PP y Vox, más centradas en agitar debates identitarios o lanzar mensajes alarmistas que en aportar soluciones concretas.
El presidente regional también ha puesto en valor el sentido común como seña de identidad de Castilla-La Mancha, señalando que en la región se abordan muchos problemas cotidianos desde esa óptica y se intenta trasladar a una sociedad “cada vez más neurótica, al menos políticamente”. En este sentido, ha alertado de que el hecho de que la coherencia o el sentido común se conviertan en noticia es, en sí mismo, un síntoma preocupante del clima político actual.
Asimismo, ha defendido la coherencia como condición indispensable para la honestidad, asegurando que Castilla-La Mancha es una tierra coherente y alejada de la falsedad. Una afirmación que adquiere mayor relevancia en un escenario donde algunos discursos políticos, especialmente desde la derecha y la extrema derecha, han normalizado la desinformación, las medias verdades y las contradicciones constantes sin asumir responsabilidades.
No dispuesto a consentir privilegios
En el apartado dedicado a la identidad castellanomanchega, García-Page ha subrayado que la región tiene claro lo que es y lo que quiere ser. “Sabemos que somos españoles con mucho orgullo”, ha señalado, remarcando que Castilla-La Mancha no pretende más que nadie, pero tampoco está dispuesta a aceptar menos ni a consentir privilegios. Una defensa de la igualdad territorial que se ha situado en las antípodas de los discursos oportunistas que, según el momento, abrazan el centralismo o el agravio como arma política.
El presidente ha reconocido que, pese a los avances logrados, aún quedan muchas cosas por mejorar, reivindicando la capacidad de autocrítica y de rectificación como elementos imprescindibles para seguir avanzando. Ha insistido en que la región tiene “los horizontes claros” y sabe hacia dónde quiere caminar, con el objetivo de que el crecimiento económico se traduzca en mejor sanidad, mejor educación, mejor atención a quienes más lo necesitan y más igualdad, en un modelo que vuelve a situar el interés general frente al ruido político permanente.