Vox ha vuelto a poner contra las cuerdas al Partido Popular en la Diputación de Ciudad Real. El que hasta hace unos días era vicepresidente quinto de la institución provincial y perteneciente al partido de extrema derecha, Luis Alberto Marín, presentó hace una semana una dimisión que vuelve a poner en evidencia la inestabilidad del pacto que el PP y la formación de Santiago Abascal alcanzaron en 2023 para arrebatarle el mando al PSOE, que venía gobernando ininterrumpidamente desde el 1999.

Aunque el recién dimitido esgrimió que su marcha se debía a "motivos personales y familiares", lo cierto y verdad es que su salida ha generado inquietud en las filas del Partido Popular, especialmente, en la figura del presidente de la Diputación, el 'popular' Miguel Ángel Valverde, quien también ostenta el liderazgo provincial del partido y la Alcaldía de Bolaños de Calatrava.

Un temor que viene justificado tras ser la segunda dimisión que se produce en Vox en medio año, ya que el pasado mes de febrero presentó su renuncia la que hasta entonces había ocupado la Vicepresidencia Primera de la Diputación, Milagros Calahorra. Pero el miedo más grande que ahora se cierne sobre Valverde y el PP es que la siguiente en la lista para ocupar el cargo que deja Marín sea Dolores González López, concejal de Vox en Bolaños de Calatrava, localidad en la que el presidente de la Diputación también ostenta la Alcaldía. 

Un nombre que inquieta al PP y a Valverde

Su nombre no es baladí. Fue precisamente ella quien, como portavoz de Vox, protagonizó la ruptura del pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Bolaños el pasado 18 de julio, dejando al alcalde —el propio Valverde— sin mayoría en el pleno. Aquella decisión de los tres concejales de Vox supuso un terremoto político en la localidad y dejó en entredicho la solidez de las alianzas tejidas entre ambas formaciones.

En aquel momento, Vox justificó la ruptura a través de un comunicado en el que denunció la "falta de diálogo y consenso" por parte del PP. Según argumentaron, las decisiones más relevantes del Ayuntamiento se habían tomado de forma unilateral, sin informar previamente a sus socios. "Llegamos al Gobierno con ilusión y compromiso, pero la realidad ha sido otra", lamentó entonces González, que hasta ese día ocupaba la Primera Tenencia de Alcaldía.

Los concejales de Vox aseguraron que muchas de sus propuestas no habían sido tenidas en cuenta a lo largo de la legislatura. La edil subrayó, además, que su partido no era "una extensión del PP, ni lo ha sido nunca".

La fractura en Bolaños tuvo desde el principio una clara lectura provincial. No era solo la gobernabilidad del municipio la que quedaba en el aire, sino la imagen del propio presidente de la Diputación, cuya autoridad política se veía debilitada tanto en su feudo local, sin mayoría absoluta, como en la corporación provincial.

Ese escenario es el que vuelve ahora como un bumerán al Palacio de la Diputación. La posible entrada de Dolores González como nueva diputada provincial no haría sino trasladar a la institución los mismos desencuentros que ya provocaron la ruptura en Bolaños, comprometiendo aún más la frágil estabilidad del pacto entre PP y Vox en la provincia de Ciudad Real.

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