La imagen de un aula con apenas tres pupitres, tres mochilas y tres voces infantiles resume mejor que cualquier discurso el dilema de la escuela rural en Castilla-La Mancha. En San Benito, pedanía de unos 200 habitantes y dependiente de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), se ha mantenido abierta este curso la sección del Centro Rural Agrupado (CRA) ‘Entre Jaras’, una decisión que para las familias supone un alivio y que contrasta radicalmente con el pasado reciente, ya que bajo el mandato de María Dolores de Cospedal, el Partido Popular cerró en la región 70 colegios en pequeños núcleos rurales, condenando a muchos pueblos a perder su pulso vital.

La decisión de la Junta de mantener abierto el centro ha evitado que los tres escolares tuvieran que recorrer a diario más de 40 kilómetros por carreteras de sierra estrechas, plagadas de curvas, niebla e incluso hielo en invierno. Una realidad cotidiana que conocen bien los vecinos y que las familias califican de “complicada”. Mónica Silveria, una de las madres, admite que es un descanso poder seguir llevando a su hija al colegio del pueblo: “Las carreteras son muy malas, los desplazamientos se hacen un poquito complicados”.

La comunidad educativa se volcó en solicitar que la escuela no cerrara. La dirección del CRA y los progenitores reclamaron por escrito esta medida, que finalmente ha sido atendida. Para los niños también supone un cambio vital. Miguel, uno de los alumnos, lo ha explicado con una sencillez desarmante: “Es lo mejor para el pueblo porque así hay más trabajo. Solo tenemos que levantarnos media hora antes”. Alicia, más tímida, confiesa que no le apetecía mucho volver a las aulas, pero reconoce que le gusta tener colegio en su pedanía y pide más niñas con las que jugar.

Una educación cercana y personalizada

Aurora Moreno, directora del CRA, ha subrayado que la convivencia de alumnos de diferentes niveles en una misma clase no es un problema, sino un valor añadido. “No es un hándicap”, asegura. Con metodologías adaptadas, los tres pequeños reciben una atención individualizada que difícilmente se logra en aulas masificadas. Además, se fomenta el aprendizaje colaborativo: los mayores ayudan a los pequeños y estos se benefician de la interacción con distintas edades.

El hecho de ser un centro tan pequeño no significa aislamiento. La escuela de San Benito participa en los mismos proyectos de innovación que las demás secciones del CRA, incluyendo programas de robótica educativa, por ejemplo. Esta modernización desmiente el tópico de que lo rural está condenado al atraso.

La escuela como sinónimo de vida

Gregorio Ruiz, alcalde pedáneo, define la decisión como una “alegría” que garantiza la tranquilidad de las familias. “Si no hay colegio, no hay niños, parece que no hay vida. Es una parte que nos quitan”, ha valorado. Su frase refleja la realidad, ya que cerrar una escuela rural significa sentenciar al pueblo a la despoblación.

Desde el Gobierno regional, Blanca Fernández, delegada de la Junta en Ciudad Real, ha defendido la decisión. “Los niños y niñas que viven en el ámbito rural tienen que tener las mismas oportunidades. Hay cosas en las que no hay que mirar tanto el precio como el valor, y esto tiene mucho”.

El contraste es evidente. Mientras el Partido Popular de Cospedal aplicaba la tijera sin miramientos, clausurando decenas de escuelas, el actual Ejecutivo de Emiliano García-Page apuesta por mantener abiertos centros como el de San Benito, aunque haya únicamente tres alumnos. Una apuesta por la justicia territorial y por el valor de lo que significa mantener la esperanza en la Castilla-La Mancha rural.

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