El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, puede estar tranquilo en lo que se refiere a la lealtad de Vox como garantía de estabilidad, pero debería vigilar más de cerca de su socio Ciudadanos, a cuya “falta de compromiso” para cumplir lo pactado se muestra muy sensible la ultraderecha.

El portavoz parlamentario Alejandro Hernández volvía a explicitar ayer las suspicacias ultras: “La falta de compromiso de Cs es la única cuestión que puede comprometer la estabilidad del Gobierno andaluz”.

En su comparecencia pública, Hernández no ocultaba su irritación con el vicepresidente de la Junta y líder de Cs: “Si ayer Juan Marín nos decía que nos centrásemos en evaluar los acuerdos, a nosotros lo que nos corresponde es decirle al señor Marín es que lo que él tiene que hacer es centrarse en cumplirlos”.

El portavoz no aclaró, sin embargo, los incumplimientos concretos en que estaría incurriendo el partido naranja, dado que todas las medidas adoptadas –o postergadas– hasta ahora por el Gobierno andaluz han sido responsabilidad compartida de PP y Cs. Ninguna discrepancia pública entre ambos permite atribuirle al partido naranja incumplimientos de los que no fuera también responsable el PP.

“Insisto –decía Hernández–, tenemos unos pactos que están ahí y que tienen una filosofía inmanente, y por tanto queremos que se cumplan; no basta con decir que se están cumpliendo. Esperemos no tener que entrar en detalles. Lo que tiene que hacer es Gobierno no es decirnos lo que tenemos que criticar, sino centrarse en cumplir”.

Una explicación plausible, poer no confirmada, de las súbitas quejas de Vox podría ser que la dirección nacional del partido ultra hubiera decidido mandar a Inés Arrimadas, vía Andalucía, el mensaje de que su acercamiento al Gobierno ‘socialcomunista’ de España puede poner en peligro la estabilidad de la Junta de Andalucía.