La semana pasada, en plena ola de anuncios de deducciones fiscales por parte del presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, que oficiosamente abren la precampaña de las elecciones autonómicas andaluzas, levantaron ciertas suspicacias en Jordi Turrull, secretario general de Junts. Este acusó a Andalucía de “subvencionar el gimnasio o las mascotas con el dinero de los catalanes”, un discurso que, antaño, generaba simpatía y adeptos en el independentismo catalán, pero que en este contexto solo ha favorecido a que en Andalucía el presidente, Moreno Bonilla, ponga a desfilar sus fichas en el marco del agravio territorial en el que tan cómodo se siente.
El presidente andaluz, se comprueba en cada sesión de control, intervenciones o ruedas de prensa, es asiduo a focalizar el debate en la gestión de Sánchez, o del Gobierno de España, antes que abordar los asuntos andaluces. Cuando el PP confronta con Sánchez, explica la politóloga y directora de Idus3, Ana Salazar, logra dos cosas: “Por un lado, gana visibilidad nacional, lo que amplifica su mensaje y refuerza el perfil de presidente andaluz; y, por otro lado, desplaza el foco de los problemas autonómicos -sanidad, listas de espera, educación- para centrarse en una ofensiva más cómoda para ellos. En lugar de rendir cuentas, atacan”.
En política, pocas cosas movilizan más que la sensación de injusticia
Por ello, el presidente andaluz no tardó en salir a “defender” con más “confrontación” con otro territorio, Cataluña, especial foco de críticas por parte del líder andaluz. “Lo siento independentistas, habrá más” deducciones, advertía el presidente andaluz para, al día siguiente, anunciar la deducción para las personas celíacas en Andalucía. Con esto, el líder del PP andaluz vuelve a buscar “cohesionar a Andalucía frente a un ‘otro externo”, explica Salazar, al igual que ha hecho en otras ocasiones con política fiscal o meramente identitaria. “En política, pocas cosas movilizan más que la sensación de injusticia”.
El presidente andaluz está ‘jugando’ a una doble vía comunicativa. Mientras habla de Andalucía para anunciar paquetes de medidas en plena precampaña: deducciones, infraestructuras, ley de vivienda, etc. Elude los problemas que afectan a la comunidad y habla/confronta con otros territorios: “Ya hemos visto criticar la financiación de Cataluña o posicionarse como “la voz de Andalucía” frente al Gobierno central”, desarrolla la politóloga. Por ejemplo, con ese intento de entente comunitaria contra la financiación territorial.
“Es un discurso calculado, porque en Andalucía cala bien. Aquí la idea de unidad territorial tiene un fuerte arraigo, y cualquier posible desigualdad en el reparto de recursos genera rechazo”, explica Salazar.
Por tanto, el choque con Junts, al menos a corto plazo, explica la directora de Idus3, a quien favorece es al PP: “El agravio comparativo es un resorte emocional muy potente en Andalucía. Junts le da al PP el marco perfecto: el de un Gobierno central que “cede” ante Cataluña mientras “olvida” a Andalucía. Eso permite a Moreno Bonilla hacer una jugada a tres bandas: no solo critica a Sánchez, sino que logra que parte del electorado andaluz se sienta directamente agraviado”.
Una estrategia que, como mencionamos anteriormente, también hilvana a la perfección con la elusión de los problemas autonómicos: “Es una forma elegante de poner el foco fuera. Como en toda campaña, la clave está en establecer la narrativa principal: ¿qué estamos votando? Si se impone la idea de que estas elecciones van de servicios públicos, la conversación gira sobre sanidad, educación o vivienda, ahí el PP tiene más flancos”. Una narrativa que si está tratando de imponer, por el contrario, la secretaria general de los socialistas andaluces.
Así, Salazar explica que “la ministra Montero busca bajar el balón al terreno andaluz: conectar con las preocupaciones cotidianas y las competencias autonómicas. Esta línea es más acorde a unas elecciones autonómicas, y también le permite la ofensiva. En esa narrativa, el PP queda más expuesto porque le toca defender su gestión.”
Líder de Andalucía
En esta estrategia de confrontación entre territorios que está tratando de imponer el PP, Moreno también saca rédito de la figura de defensor de Andalucía, en esa estrategia que el líder popular está tratando de establecer desde su llegada a San Telmo, abrazando toda la simbología ‘andalucista’: “Mientras que otros dirigentes populares mantenían cierta distancia, él se ha envuelto en la bandera, ha reivindicado el 4 de diciembre, el mollete con aceite, a Lorca, a Blas Infante... Todo lo que construya un "nosotros andaluz" forma parte de su estrategia”.
Por tanto, esa ‘narrativa’ que establece Moreno le favorece en términos electorales, porque si “se impone que lo que está en juego es la defensa de Andalucía frente a los privilegios de otras comunidades, entonces el PP juega en casa. No es tanto ocultar como elegir el terreno de juego. Y en política, quien elige el campo, tiene medio partido ganado”.