Teresa Rodríguez no quiere ceder la marca Adelante Andalucía y Toni Valero no quiere correr el riesgo de que la exlíder morada concurra con ella a unas elecciones y divida (aún más) el voto de la izquierda no socialista.

Sobre esta cuestión, la presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía y el coordinador regional de IU discrepan en profundidad: la primera viene a sostener que la confluencia es de las personas que la fundaron –la más importante, ella misma tras la renuncia de Antonio Maíllo– mientras que Valero mantiene que es de los partidos –los más importantes, IU y Podemos– a quienes tales personas únicamente representaban cuando en el verano de 2018 se creó Adelante.

¿Tan importante como para bloquear todo entendimiento es la discrepancia sobre de quién sea Adelante, una marca cuyo rendimiento electoral, a fin de cuentas, fue bastante mediocre cuando por primera y hasta ahora única vez concurrió en las autonómicas de 2018? Sí, porque lo que en el fondo se dirime no es tanto el huevo (la propiedad) como el fuero (la legitimidad).

Los dos bandos

Representantes de Anticapitalistas (Teresa Rodríguez), Primavera Andaluza (Pilar González) e Izquierda Andalucista (Pilar Távora), por una parte, y de Podemos (Isabel Franco y Libertad Benítez) e Izquierda Unida (Toni Valero), por otra, estuvieron reunidos ayer por espacio de cerca de siete horas, pero el consenso fue imposible.

En dos semanas volverán a verse, pero nadie alberga grandes esperanzas de llegar a un acuerdo. Solo el pánico de uno y otro bando a los perjuicios electorales derivados de una ruptura –véase Galicia y el naufragio de En Marea– los mantiene uncidos a la mesa de negociación.

La pugna por la propiedad de Adelante Andalucía evidencia, en realidad, una discrepancia de mucho mayor calado: flanqueada por Pilar González y Pilar Távora, Teresa Rodríguez quiere –siempre ha querido– construir un sujeto político genuinamente andaluz, fundar una marca de izquierdas pero con un fuerte sesgo nacionalista y aun soberanista, como hicieron en su momento los morados catalanes y gallegos, con una vinculación meramente confederal con Podemos e Izquierda Unida.

Por su parte, Valero y la nueva líder de Podemos Andalucía, Martina Velarde, apuestan por mantener una vinculación federal con la casa matriz según la cual Adelante sería, como mucho, el nombre andaluz de Unidas Podemos, pero nunca un sujeto político distinto de la casa común y con independencia política, económica y orgánica.

¿Y tú de quién eres?

El problema de fondo, pues, no es de quién es Adelante, sino qué pretende cada uno que haya de ser –o no ser– Adelante: bien un En Comú Podem andaluz, con capacidad para confeccionar sus listas electorales y tener, llegado el caso, grupo propio en el Congreso; bien una organización integrada federalmente en Unidas Podemos, como siempre lo estuvo la andaluza IULV-CA en Izquierda Unida o lo están las distintas federaciones territoriales en el Partido Socialista.

Para Rodríguez, tener la propiedad registral de la marca Adelante garantiza que serán respetados sus principios fundacionales, en particular el relativo a la configuración del denominado 'sujeto propio andaluz’, expresión que siempre tuvo un punto de ambigüedad o al menos de inconcreción, pues los promotores de la confluencia nunca dijeron explícitamente que su objetivo fuera crear una organización andaluza confederada y, por tanto, independiente y distinta de IU y de Podemos a efectos políticos y organizativos.

Lo que sí reclamó siempre Rodríguez, antes y después de fundar la confluencia con Maíllo, fue que Podemos Andalucía tuviera un CIF propio, es decir, que disfrutara de total autonomía contable y financiera, una exigencia que nunca dejó de chocar con los indisimulados resabios jacobinos de Pablo Iglesias.

El entonces coordinador de IULV-CA, Antonio Maíllo, la acompañó con lealtad en su viaje a territorio confederado, pero lo hizo con muchas cautelas, y todas ellas bien fundadas: no en vano en el PCA, dios tutelar de la federación, se veía, se ve y se verá siempre con malos ojos un confederalismo ajeno a su historia y a su cultura organizativa.

¡Vade retro, PSOE!

Por lo demás, al problema de orden poco menos que metafísico –¿qué es o debe ser Adelante?–, se suma otro más pedestre, pero también de gran alcance: Rodríguez y Anticapitalistas son del todo contrarios a gobernar en coalición con el PSOE, mientras que Valero y Velarde son del todo favorables, apoyan sin fisuras el actual Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y confían en hacer lo mismo en el futuro con Susana Diaz.

Añádase a ello un dato que complica todavía un poco más el ya de por sí complejo escenario: inscritos y militantes andaluces de Podemos y de IU apoyaron por abrumadora mayoría el Gobierno nacional de coalición que Rodríguez deseña.

Las posiciones al respecto son tan distintas que es difícil ocultarlas en el seno del grupo parlamentario Adelante, donde no menos de 11 los 17 diputados son leales a Rodríguez y el resto están alineados con la dirección de IU.

Cuando quienes hablan o escriben en Twitter sobre el Gobierno de España son Teresa Rodríguez, Ángela Aguilera o José Ignacio García, el tono de lo que se escucha o se lee es bastante distinto que cuando lo hacen Inmaculada Nieto o Ismael Sánchez.

Oficialmente, Nieto es la portavoz del grupo parlamentario, mientras que Aguilera y García son únicamente portavoces adjuntos, pero la impresión generalizada entre los observadores es que estos dos últimos se prodigan mucho más que la primera en las comparecencias públicas en nombre del grupo.

Si dentro de dos semanas, los reunidos ayer vuelven a no ponerse de acuerdo, las tensiones en el grupo parlamentario irán a más.