En principio, hasta mañana miércoles no se conocerá en qué circunscripciones piensa Íñigo Errejón presentar candidaturas propias o en coalición a las elecciones generales del próximo 10 de noviembre.

En Adelante Andalucía, la marca electoral de Izquierda Unida y Podemos en las autonómicas de 2018, conjeturan que la formación de quien fuera número dos de Podemos podría presentarse en Sevilla y Málaga, que son las provincias donde hay más diputados en juego –12 y 11, respectivamente– y donde Unidas Podemos (UP) logró el 28 de abril dos diputados.

UP también consiguió otros dos diputados en Cádiz, pero aquí los escaños a repartir son solo nueve; en el resto de provincias andaluzas el margen es mucho más estrecho y parece seguro que Errejón no se presentaría.

Ni infantería ni oficiales

Aunque en las legislativas de noviembre el gancho electoral sería el nombre de Errejón –como sucediera en las generales a las que Podemos concurrió imprimiendo en la papeleta el rostro de Pablo Iglesias– lo cierto es que el errejonismo como tal apenas existe en Andalucía. Es más: no resulta fácil encontrar errejonistas en activo.

En Andalucía, Íñigo Errejón ni cuenta con infantería ni tiene oficiales dispuestos a reclutarla de cara a la gran batalla del 10 de noviembre. En medios universitarios es donde quizá cabría localizar los focos errejonistas más activos, pero su influencia social y su alcance electoral serían en todo caso muy limitados.

La esperanza confederal

Además de poco conocidos para el gran público, Sergio Pascual, Carmen Lizárraga, Esperanza Gómez, Begoña Gutiérrez o Alberto Montero son nombres que, si bien en algún momento militaron en las filas de Íñigo Errejón, desde hace tiempo o bien están al margen de la política activa, o bien ocupan posiciones orgánicas muy periféricas o simplemente se han incorporado a la nomenclatura institucional de Adelante Andalucía. Salvo el malagueño Montero, ninguno ha mostrado predisposición a alinearse con Errejón.

En cualquier caso, todos ellos comparten con Teresa Rodríguez la misma esperanza confederal: Andalucía tiene que tener grupo parlamentario propio en el Congreso, ya sea con el nombre de Adelante Andalucía o cualquier otro.

Candidatura ecuménica

El discurso oficial –aunque no muy convincente– de Podemos Andalucía apuesta para el 10-N por una especie de candidatura ecuménica en la que deberían de estar integradas todas las corrientes moradas: la de Teresa Rodríguez, la de Pablo Iglesias y Alberto Garzón y, llegado el caso, incluso la de Íñigo Errejón.

Es muy improbable, por no decir imposible, que a solo un mes y medio de la cita electoral Teresa Rodríguez convenza a Izquierda Unida en Andalucía y a Podemos en Madrid de que lo mejor para todos es rehacer las candidaturas del 28-A y, llegado el caso, configurar un grupo confederado andaluz en el Congreso.

Una pica en Flandes

Aun así, el viaje de Rodríguez y los suyos no habría sido en vano, pues su bandera nacionalista les será muy útil para vencer en el congreso que Podemos Andalucía tiene a la vuelta de octubre.

El escenario más probable es que la dirección regional de Podemos se salga parcialmente con la suya y que la papeleta electoral de Unidas Podemos incluya también el nombre de Adelante Andalucía (eso mismo, además, lo que propone el líder de IULV-CA, Toni Valero).

Eso no significaría, claro está, tener un grupo propio andaluz, pero Rodríguez habría logrado así poner una pica en el Flandes jacobino que custodian los de Iglesias y Echenique.