Corren malos tiempos para las siglas PP, y sus dirigentes son conscientes de ello. Como lo son no pocos alcaldes que han decidido esconder las siglas o al menos situarlas en un discreto segundo plano, muy por detrás de sus propios nombres.

Los pésimos resultados de las generales del pasado día 28 no son una buena credencial para acudir a la cita del próximo día 26: si el marco primordial del debate político fue entonces el eje izquierda/derecha y el PP salió malparado, ahora los conservadores andaluces intentan sustituir dicho binomio por el de malos gestores/buenos gestores.

Así lo ha explicitado la número dos del PP andaluz, Loles López: “Esto va de buenos o malos gestores, no de izquierda y derecha; esto va de gente que sabe administrar el dinero de los impuestos de sus vecinos y gente que no sabe hacerlo”.

El aval del Gobierno

El aval de buena gestión con el que los populares quieren convencer a los andaluces de que voten a sus alcaldes es el Gobierno andaluz de Juanma Moreno, que celebró su primera reunión el 25 de enero pero al que los estrategas del PP están atribuyendo sin empacho los buenos datos de empleo del primer trimestre del año, pese a que los expertos coinciden que son las contrataciones de la Semana Santa las que explican esa evolución positiva.

Los dirigentes del PP-A temen el efecto arrastre que puedan tener el día 26 los buenos resultados obtenidos por Ciudadanos, que, aunque se presenta solo en la mitad de las plazas electorales andaluzas, será decisivo para configurar los gobiernos de las ocho capitales y de muchas de las ciudades más importantes.

Un solo concejal

Hay que recordar, por ejemplo, que en Málaga, Sevilla y Córdoba la diferencia entre los bloques de izquierda y derecha es de un solo concejal, de manera que cada voto puede ser crucial. Aunque tanto en estas como en el resto de capitales el PP logró una amplia ventaja sobre Ciudadanos en 2015, la irrupción de Vox bien podría modificar la relación de fuerzas a favor de los naranjas, ya que el partido ultra se nutre fundamentalmente de votantes del PP.

Por otra parte, airear el eje izquierda/derecha, que es lo que sin duda harán el PSOE, Izquierda Unida y Podemos, resultaría embarazoso tanto para el PP como para Ciudadanos, cuyo Gobierno autonómico depende de Vox, al que, por tanto, podrán atacar solo lo justo.

La paradoja Vox

Una paradoja más sobre la mesa de los estrategas populares es esta: cómo frenar a Vox sin enfurecerlo. Lo que no harán en ningún caso los candidatos andaluces es seguir los pasos de su presidente nacional Pablo Casado, cuya ofensiva frontal contra Santiago Abascal y los suyos no ha gustado ni ha sido entendida por la dirección regional del partido, juramentada para salvaguardar a toda costa el Gobierno autonómico.

Al igual que en las elecciones del 28 de abril, en las del 26 de mayo la gran incógnita es Vox. Su implantación territorial es escasa: en la provincia de Sevilla presentan candidatura en 28 de los 106 municipios, en Córdoba en 18 de los 77 o en Jaén en solo 12 de los 97. Aun así, si mantiene el vigor demostrado en las generales, puede crearle problemas al PP.