Las aguas populares no bajan tranquillas en la capital de Andalucía. El enfrentamiento entre los dos bandos en liza para controlar el partido en la provincia de Sevilla está muy enconado; tanto, que hay familias de destacados dirigentes donde algunos de sus miembros ni siquiera se hablan entre sí porque militan en facciones distintas. La división entre oficialistas y críticos, piensan algunos, podría tal vez reconducirla el presidente regional dando un puñetazo sobre la mesa, pero Juanma Moreno no lo tiene claro: no puede permitirse apostar por uno de los dos bandos y que luego resulte derrotado. En todo caso, hasta el 21 de mayo hay tiempo. He aquí las claves principales del conflicto.

Lugar de la batalla: Sevilla capital.

Trofeo en juego: la presidencia del PP de la provincia de Sevilla.

Contendientes visibles: Juan Bueno, actual presidente, y Virginia Pérez, aspirante a sustituirlo.

Contendientes invisibles del lado de Juan Bueno: el ministro del Interior y exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y la ministra de Defensa y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.

Contendientes invisibles del lado de Virginia Pérez: la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el vicesecretario del PP nacional y líder histórico del PP andaluz, Javier Arenas.

Espectador privilegiado de la batalla: Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del PP de Andalucía, a quien los hinchas de ambos bandos que se sientan en las gradas observan con muchísima atención intentando adivinar a cuál de los dos equipos apoya el jefe. 

Antecedentes electorales: la pérdida, en mayo de 2015, de la ciudad de Sevilla, que el PP había gobernado desde 2011 con mayoría absoluta.

Antecedentes orgánicos: la humillante derrota sufrida por Cospedal a manos de Santamaría en 2014, cuando tras filtrar la manchega por tierra, mar y aire que José Luis Sanz sería el nuevo presidente del PP andaluz, vio cómo la vicepresidenta, conchabada con Arenas y bendecida por Rajoy, le ganaba la partida y situaba como líder del partido a Juanma Moreno.

Antecedentes históricos: el PP no logra recortar distancias con el PP en la populosa y decisiva provincia de Sevilla, donde hay 18 escaños del Parlamento andaluz en juego y el PSOE dobla a su adversario en diputados. Tras las autonómicas de 2012, cuando el PP se quedó a solo dos escaños del PSOE en Sevilla (7 frente a 9), la formación conservadora sufrió un severísimo retroceso tres años después: 8 socialistas por solo 4 populares.

Precedentes provinciales: en otras dos provincias andaluzas, Granada y Jaén, también hay división pero esta tiene mucha menos trascendencia ya que, por una parte, no están involucradas en la batalla las ‘grandes potencias’ con sede en Génova y La Moncloa y, por otra, la relación de fuerzas no está tan ajustada como en Sevilla. Tanto en Jaén como en Granada es improbable que los críticos Miguel Moreno y Juan García Montero reúnan los votos necesarios para convertirse formalmente en candidatos o que, superada esa barrera, logren arrebatar el cetro presidencial a José Enrique Fernández de Moya y Sebastián Pérez, respectivamente.

Calendario congresual: el próximo 6 de abril está convocada la junta directiva del partido que aprobará la propuesta de celebrar el 21 de mayo el congreso provincial del PP. A partir de la convocatoria del cónclave podrán ser presentadas las candidaturas.

Primeros movimientos: aunque en teoría nadie puede promover su candidatura antes de la convocatoria del congreso, lo cierto es los críticos de Virginia Pérez han difundido esta semana un decálogo en el que, de forma tácita, vierten duros reproches a la actual dirección por la falta de “democracia interna, de descentralización, de transparencia y de respeto al espíritu crítico”.

Alcaldía estratégica: en Sevilla, en cambio, es mucho lo que está en juego. Tras la reciente marcha de Zoido a Madrid como ministro del Interior, el propio grupo municipal en el Ayuntamiento de Sevilla está dividido y sin un referente claro, sobre todo de cara a resolver cuanto antes la gran incógnita: quién será el candidato a la Alcaldía de Sevilla en 2019. Quien controle el partido y logre al mismo tiempo recuperar la Alcaldía de la capital estará en una posición privilegiada para hacer valer su peso en una dirección regional cuyo presidente no acaba de asentar su liderazgo.

Tancredismo suicida: en la organización, todos saben que a Juanma lo ha colocado ahí La Moncloa y que la única manera de ganarse de verdad el puesto que le han regalado es arrebatarle al PSOE la Presidencia de la Junta de Andalucía. Si en las próximas autonómicas, que tocan en 2019 pero que nadie sabe cuánto se celebrarán realmente, Moreno no logra ser presidente, sus días al frente del partido pueden estar contados. Mientras tanto, en relación a la crisis interna de Sevilla Moreno se muestra extremadamente cauto. Demasiado cauto, piensan muchos en el partido, para quienes el tancredismo de Moreno es mal negocio para el partido y peor todavía para él mismo.

El puñetazo: un dirigente del partido trasladaba esta semana el siguiente análisis a EL PLURAL: “En Sevilla, Juanma tiene que dar un puñetazo encima de la mesa; él se siente más cercano a Virginia Pérez, pero no se atreve a hacer pública su opinión porque no está seguro de ganar”. ¿Pero habrá finalmente dos listas? “De lo que se trata precisamente es de que no las haya; si alguno de los dos precandidatos no logra los votos suficientes para llegar al congreso, se evitaría la imagen de división interna, pero para eso tiene que haber o bien un pacto previo entre las dos partes, que no va a producirse, o bien una apuesta clara de Juanma por uno de los dos contendientes”.