No ha sido un crimen mafioso, sino un nuevo caso de violencia de género, aunque con la particularidad de que el cadáver de la mujer, de 46 años, apareció flotando en una playa de Marbella decapitada y sin manos.

El hombre que la asesinó fue su pareja. Él mismo ha confesado el crimen a la Policía, en cuyas dependencias estaba detenido desde el lunes. Víctima y victimario son de nacionalidad colombiana, como también lo es una segunda persona detenida, amigo del homicida confeso. El homicida, según su confesión, le cortó él mismo las manos y la cabeza y arrojó el cuerpo al mar. Seguramente no contaba con que el mar devolvería cuerpo.

En su valoración de lo sucedido, la consejera de Asuntos Sociales de la Junta, Loles López, ha cedido a la tentación de hacer política con el caso. López ha dicho que espera que caiga todo el peso de la ley sobre el culpable, pero añadiendo: “De la anterior ley, con la que le caerán muchos más años que con la nueva”. La mujer es la tercera víctima mortal de violencia de género en Andalucía. 

Según informaron desde la Comisaría provincial en un comunicado, la investigación, llevada a cabo por agentes adscritos a la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría de Marbella, se inició el pasado domingo a partir de la denuncia interpuesta en dependencias policiales por la desaparición de una mujer, víctima de violencia de género. Los hechos fueron denunciados por familiares de la mujer.

En la denuncia, la familia de la desaparecida expuso que esta había recibido amenazas --vía telefónica-- días atrás por su expareja sentimental, que habría quebrantando las medidas cautelares dictadas por la autoridad judicial, tras su detención a mediados de diciembre por malos tratos.

La madrugada del 9 de enero, la Policía Nacional estableció un dispositivo tendente a localizar a la expareja de la mujer. Los agentes detuvieron a primera hora de la mañana al sospechoso por su presunta implicación, inicialmente, en un delito de quebrantamiento de condena.

La víctima y el detenido habían mantenido una relación sentimental de unos cinco meses de duración. A finales del mes de noviembre ella decidió poner fin a la misma, fecha en la que comenzaron los problemas. Posteriormente, presentó denuncia en la Comisaría por un episodio de malos tratos.