Decenas de pinos, eucaliptos, olivos y almendros, están desapareciendo del paisaje del Bajo Andarax, en Almería. Así lo denuncia el Partido Animalista Con el Medio Ambiente (PACMA), que advierte de la preocupante desaparición de ejemplares en la capital, Huércal de Almería, Benahadux y Gádor.

A juicio de esta formación la "inacción institucional" de los equipos de Gobierno de estos municipios, casualmente liderados todos ellos por el Partido Popular, es la responsable de que la sequía extrema esté acabando con los árboles.

"Hay, tanto ejemplares jóvenes, como de gran porte y antigüedad", destacan desde la citada formación, al tiempo que apuntan que hay casos, incluso, en Alhama de Almería.

"Recorrer la N-340 a su paso por estas localidades es desolador", asegura Eduardo Milla, coordinador provincial de PACMA en Almería, que insisten en que "pueden verse decenas de árboles completamente secos, muchos de ellos pinos de gran tamaño y edad".

Desde PACMA recalcan que el cambio climático está mostrando ya sus efectos más devastadores en zonas especialmente vulnerables como es el sureste peninsular, donde el aumento de las temperaturas y la falta de lluvias están acelerando "un proceso de desertificación sin precedentes". Por ello, subrayan la necesidad de que desde las administraciones competentes se adopten medidas eficaces que permitan frenar esta pérdida ecológica y restaurar las masas forestales afectadas.

"Estamos asistiendo a una mortandad masiva de árboles fruto de dos años extremadamente secos, y las autoridades continúan mirando hacia otro lado", lamenta Milla, al tiempo que incide en que "la desertización ya no es una amenaza futura", sino "una realidad presente que requiere medidas urgentes".

Por ello, enfatiza, es fundamental que todas las administraciones, las locales, pero también las autonómicas y estatales, realicen actuaciones imediatas que permitan implementar planes de conservación, reforestación y adaptación al clima que frenen el deterioro ambiental en la provincia de Almería y en otras zonas igualmente vulnerables.

Dos años de sequía

Los últimos tiempos han sido muy duros para esta provincia andaluza en términos de sequía. Las precipitaciones acumuladas en muchas zonas han sido extremadamente bajas, entre 10 y 80 mm desde octubre de 2023 hasta principios de 2024; y el periodo posterior no ha dejado datos mucho más alentadores. 

Esto ha tenido serias repercusiones sobre el territorio. La producción de cereales (cebada, trigo, avena) ha descendido de forma drástica, generando pérdidas de hasta el 95 % . También ha caído de forma importante, un 60%, el sector del fruto seco y han quedado sin germinar cultivos y pastos, lo que a su vez incide sobre la ganadería. 

Organizaciones como la ONG Alvelal han liderado en la última década programas de restauración ecológica para combatir la desertificación entre Almería y otras provincias como Murcia y Granada. Desde 2014 y hasta la actualidad han replantado 240.000 árboles y arbustos, regenerado 2,6 km² y promovido prácticas agrícolas regenerativas en otros 192 km².

Las administraciones han tratado de paliar también los efectos de la sequía con ayudas como las del Ministerio de Agricultura, que ha concedido 18,7 millones de euros a  más de 16.000 productores de frutos secos, muchos de ellos de Almería. Asimismo, el Gobierno aprobó hace dos años ayudas agrarias y medidas hidráulicas por valor de 784 millones.

Almería es una de las zonas más áridas de Europa continental, con una media anual de precipitaciones de solo 197 mm y entre 25 días de lluvia al año. El cambio climático está intensificando la frecuencia y duración de las sequías, cuyos episodios se han ido agravando desde el año 2000. Esto, sumado a la presión que sobre los recursos hídricos locales están ejerciendo el cultivo intensivo de aguacates y mangos, la agricultura no autóctona y el turismo, está provocando que la situación en la provincia sea cada vez más crítica. 

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