El ingreso de María Teresa Campos tras sufrir un ictus ha convertido en titular este daño del sistema nervioso central, del que cada año se registran 250 casos por cada 100.000 habitantes.

Pero, ¿qué es un ictus? Tal y como explica a ELPLURAL.COM la doctora Elena Vila, jefa del servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Málaga, “es un episodio de inicio brusco en el que hay una alteración en el flujo sanguíneo cerebral”.

En muchos de los casos, explica esta especialista “pasa a convertirse en una enfermedad, debido a que ese fallo en el flujo sanguíneo cerebral produce consecuencias de mayor o menor gravedad para el paciente”.

El ictus puede ser de dos tipos: isquémico o hemorrágico. El primero “se produce por una trombosis, por una parada del flujo sanguíneo cerebral a través de una arteria que no permite la llegada normal de sangre a la parte que depende de esa arteria”.

En el segundo, la sangre “se sale de la arteria y daña el cerebro directamente”, aclara la doctora Vila. En estos casos, la probabilidad de que deje secuelas es mayor.

Del mismo modo, hay ictus “transitorios, que solo duran unos minutos o pocas horas” e ictus más intensos.

Factores de riesgo

Existen distintos factores de riesgo relacionados con el ictus. Los “antecedentes familiares y la edad” son importantes. Aproximadamente por cada década que cumplimos se dobla el riesgo de padecerlo.

Asimismo, afecta más a hombres que a mujeres, excepto en la franja comprendida entre los 35 y los 44 años.

La hipertensión arterial, es otro punto a tener en cuenta. “El riesgo de un hipertenso que no está bien controlado es elevadísimo”, subraya esta médico del hospital Quironsalud Málaga.   

A estos hay que añadir otros factores como el tabaquismo, el sedentarismo, la hipercolesterolemia, la hipertrigliceridemia y el sobrepeso.  

También el uso de anticonceptivos hormonales incrementa el riesgo de sufrir un ictus, más aún si se combina con el tabaco.  


Cómo identificarlo

Conocer los síntomas es fundamental para poder identificar un ictus a tiempo, aunque estos varían. Se presentan de forma muy brusca e incluyen, relata esta neuróloga, “dolor de cabeza, mareos, visión doble, dificultad en la articulación del lenguaje, debilidad de un brazo, una pierna o de la mitad del cuerpo y desviación de la comisura de la boca”.  Sin embargo, el paciente puede experimentar simplemente “trastornos sensitivos”.

Cualquier combinación de estos síntomas, cuando aparecen súbitamente, debe alertar al paciente o la persona que esté a su lado.

El tiempo es oro

Del mismo modo, actuar lo más rápidamente posible es vital. “Hay que contactar con el servicio de urgencias de forma inmediata para que desde él se ponga en marcha la evaluación del paciente, de manera que éste tenga las mayores posibilidades de tratamiento disponibles”.

El tipo de medicación aplicable “es muy variable según el tipo de ictus y el tiempo transcurrido desde su inicio”, aclara la doctora Vila.  

La vida después de un ictus

Las secuelas de un ictus también varían. El paciente puede no tener ninguna consecuencia o ver muy comprometida su salud. “Según la zona del cerebro que se haya visto dañada, las secuelas pueden ser del lenguaje, sensitivas, motoras o de comportamiento”, detalla la doctora Elena Vila. No obstante, no siempre son permanentes. En algunos casos revierten con el tiempo.

En los últimos años, “gracias a las mejoras en el tratamiento adecuado y precoz y a las unidades especializadas de ictus”, la mortalidad se ha reducido. Sin embargo, ocupa el cuarto puesto entre las causas de muerte y sigue “siendo la mayor causa de discapacidad del adulto”.