El cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, ha utilizado la página que le brinda el diario La Razón para hacer una defensa de la familia. Pero sólo de lo que él entiende por la familia, aquella que sólo puede formarse desde “el matrimonio único e indisoluble entre un hombre y una mujer”.

Esta postura, que podría ser válida si sólo se viese desde la óptica de la Iglesia Católica, el cardenal Cañizares la hace extensible a todos los ciudadanos. Porque “la sociedad tiene la grave responsabilidad de apoyar y vigorizar” este tipo de familia que él prescribe.

A toda la sociedad española, Cañizares le empaqueta “el inexorable deber de proteger y defender la vida, cuyo santuario es la familia, así como dotar a ésta de los medios necesarios económicos, jurídicos, educativos, de vivienda y trabajo”.

Si no se da todo este apoyo a la familia formada por un hombre y una mujer, o si se dan a otro tipo de uniones que no sean las que él prescribe, estamos ante “una actitud irresponsable y suicida que conduce a la humanidad por derroteros de crisis, deterioro y destrucción de incalculables consecuencias”.

“Lo que es contrario a la civilización del amor, y por tanto a la familia, es contrario a la verdad sobre el hombre y al mismo hombre, y constituye una amenaza para él y la humanidad entera”, añade Cañizares.