A veces la intransigencia llega tan lejos que cae en errores garrafales. Hazte Oír y sus arengas contra la diversidad de género terminaron contradiciendo la lógica e incluso la palabra de Dios. 

Circula por las calles estos días un autobús que habla por sí solo. Su emblema contra la diversidad de géneros solo podía estar firmado por la organización Hazte Oír (aunque bien pudiera llamarse Háztelo Mirar) sobre todo si echamos un vistazo a historia donde comprobaremos que la coherencia de su “ideario” se viene abajo una y otra vez.

Autobus de Hazte Oir con publicidad contra la transexualidad - Revista 'Shangay'

En sus manifestaciones públicas Hazte Oír ha demostrado su afinidad con el catolicismo, lo cual merece el mayor de los respetos, no solo por las propuestas positivas de esta religión si no por la libertad de cada uno. Ahora bien… lo que sí es exigible a cualquier convicción es la coherencia y aquí es donde el tema falla pues todo apunta a que sin saberlo están renegando de la palabra de Dios.

Santa Paula, Santa Wilgefortis y otras mártires nacieron niñas y murieron con una flamante barba por obra y gracia de Dios. En la imagen Santa Wilgefortis en el museo diocesano de Graz. Fotografía de Gugganij

Como todo católico sabrá, el Papa de Roma cuenta con infalibilidad pontificia es decir que no comete errores. Este dogma podría ser discutible para los paganos, ateos y gente no católica, pero para todo católico que se precie es ley. Lo que el Papa dice va misa (y nunca mejor dicho).

Por lo tanto lo que dijese un pontífice como por ejemplo Urbano VIII no sería otra cosa que la palabra de Dios transmitida vía espiritual a su representante en la tierra para que la cristiandad la acatase sin rechistar.

¿Y qué dijo Dios a través de Urbano VIII? Bueno pues además de que nombrase cardenales a sus tres sobrinos, Dios mismo mediante el Papa ordenó que respetase una decisión muy singular: El derecho de la donostiarra Catalina Erauso a vestir como hombre.

Si el papa Urbano VIII admitió la transformación de Catalina Erauso en el siglo XVII ¿Los católicos que no lo admiten estarían ideológicamente más atrás en el tiempo?

La monja alférez como también le llamaron fue mucho más que un hombre o una mujer fue sobretodo una persona de armas tomar, un ejemplo de superación encomiable y uno de los militares más prestigiosos de nuestro pasado.

Encerrada en un convento en su niñez no tardó en fugarse en la pubertad para vivir infinidad de aventuras transformando su apariencia en la de un muchacho al que no llegaron a reconocer ni su padre ni su hermano, viajó a América, luchó contra los mapuches, escapó a la pena de muerte y llegó a ser protagonista de una obra de teatro de Pérez Montalbán.

Catalina Erauso fue todo un ejemplo de transexualidad en el siglo XVII pero desde luego no el único.Pero no fue ni mucho menos un caso aislado, en tiempos de Carlos V en el pueblo de Valdaracete nació un hermafrodita al que bautizaron con el nombre de Estebanía y al que terminaron llamando Maestre Esteban por su destreza con la espada. De hecho, no es que pelease como un hombre es que “ningún mancebo la igualaba”. Con lo cual mal que les pese a los miembros de Hazte Oír, no hay cristiana manera de defender su planteamiento y tampoco mediante la historia donde han quedado grabadas las palabras de Catalina de Erauso cuando unos impertinentes le ofendieron diciéndole que a dónde iba, respondiendo ella
“A darles a ustedes cien pescozones, y cien cuchilladas a quien les quiera defender”