‘Verdad y media’ sería un buen libro para llevarse a una isla desierta siempre que los náufragos fueran varios y aficionados a la conversación. Casi todos los grandes y pequeños asuntos que preocupan a los hombres de ahora están presentes de un modo u otro en alguno de los 2.525 aforismos reunidos con excelente criterio por el antólogo, poeta y también aforista León Molina.

El volumen ha aparecido bajo el sello sevillano La isla de Siltolá, una editorial cuyo apretado catálogo indica bien a las claras que su fundador Javier Sánchez Menéndez no le teme a nada.

Cosa de hombres

¿Asuntos que preocupan a ‘los hombres’ pero no a las mujeres? De los 91 autores seleccionados únicamente siete de ellos son mujeres, lo que bien podría acarrearle al antólogo algún que otro quebradero de cabeza si el feminismo más obcecado se tomara ese porcentaje por la tremenda. Que no se molesten: si son pocas las escritoras seleccionadas es porque también son pocas las mujeres que escriben aforismos. Sería interesante sería averiguar por qué.

El hecho de que sí escriban poesía o narrativa tantas mujeres como hombres y, por supuesto, con no menos talento, pero en cambio parezcan desdeñar el genero aforístico podría ser una pista de algo, aunque no sepamos muy bien de qué. Seguro que hay por ahí algún aforismo sobre esto.

El rastro perdido de Dios

Como también podría ser una pista de por dónde van los tiros espirituales de nuestro tiempo el hecho de que Dios aparezca tan poco a lo largo de las más de 400 páginas del cuidado volumen. Decididamente, los aforistas españoles no creen en Dios, aunque alguno en algún momento parezca a punto de hacerlo, como es el caso de gran Rafael Argullol.

¿Tirar del hilo temático de Dios o seguir su rastro –la ausencia de él en este caso– ayuda a comprender cómo son los aforistas españoles de ahora? Quién sabe. Lo significativo no sería tanto el hecho de que no creyeran en Dios –pocos creen en estos tiempos– como el de que no les interese como tema literario o filosófico pese a ser un asunto que literaria y filosóficamente siempre ha dado mucho juego. Tampoco todo ello significa que los aforistas de hoy en día no crean en nada: no hay nadie que no crea en nada; nos es metafísicamente imposible no creer en nada, del mismo modo que nos está vedado no ser morales.

Escritores morales

Pues bien, ¿en qué creen los escritores de ‘Verdad y media’? Aparte de su fe, ¿cuál es su moral? De esta antología podría a su vez confeccionarse otra antología cuyo criterio de selección fuera precisamente la moral y cuyo título bien podría ser ‘Moralistas españoles’, plagiando así aquel memorable volumen titulado ‘Moralistas franceses’, que se publicó hace unos años en la Biblioteca de Literatura Universal al cuidado de José Antonio Millán Alba.

En realidad, ni siquiera hace falta hacer esa antología de la antología pues, en el fondo, detrás de todo aforista se agazapa un moralista, dicho sea en el buen sentido de la palabra. Podría decirse que, aun sin pretenderlo, 'Verdad y media' retrata en 430 páginas la urdimbre moral de nuestro tiempo, reflejada en los pensamientos sobre lo 'bueno, lo bello y lo justo' y sus correspondientes contrarios desgranados un poco al desgaire por un centenar de tipos cuya principal virtud es que piensan por libre.

Una selección

‘Verdad y media’ es, en todo caso, un libro muy entretenido: muy recomendable para ir picoteando en él, saquearlo debidamente y acudir luego a la tertulia de la isla desierta bien pertrechado de ideas ajenas. Para quienes quieran hacerse una idea aproximada de su contenido, aquí van unos cuantos aforismos escogidos un poco al azar. Le antepondremos a cada uno de ellos un adjetivo para poner en valor la variedad de la obra:

Malicioso: “Hay premios literarios cuya dotación económica se diría una indemnización: tal desprestigio es ganarlo” (Antonio Rivero Taravillo).

Paradójico: “El insano deseo de buscar la verdad ha desbancado a la sabiduría” (Ramón Andrés).

Ingenioso (y algo más): "La fe mueve guadañas" (León Molina).

Sagaz: “Nuestras pasiones son grandes actrices” (Ramón Eder).

Lírico: “Un beso es un caballo de Troya” (Miguel Ángel Arcas).

Sutil: “Casi todos confundimos el llevar la contraria con el llevar razón” (Felipe Benítez Reyes).

Oportuno: "A palabras necias, más audiencia" (Javier Salvago).

Y así hasta 2.525. Compren en libro. El editor, el antólogo y los aforistas se lo merecen. Cuesta 22 euros. Vale mucho más.