Basta de disfrazarse de zombis y vampiros. Basta de traficar con las fiestas religiosas. El Obispado de Cádiz y Ceuta ha recomendado a los niños que, con motivo del Día de los Difuntos, se disfracen de lo que en su opinión habría que disfrazarse en estas fechas: de ángeles, apóstoles, santos carmelitas, franciscanos o virgencitas. Y da ideas concretas: los pequeños pueden vestirse de “Santiago con la concha de vieira al cuello, cayado y calabaza, de San Pedro con las llaves o de San Pablo con la espada”.

Bajo el titular ‘¿Tienes ya tu disfraz de santo o santa? ¡Celebramos Holowins!’, la web episcopal publica una nota en la que, tras lamentar que “cada año toma más fuerza la fiesta de Halloween y los niños cristianos se ven absorbidos por este ambiente contrario a la esperanza en la resurrección”, propone cambiar Halloween por Holywins.

La santidad vence

¿Y qué es Holywins? Es un juego de palabras que en inglés significa ‘la santidad vence‘. El Obispado, del que es titular Rafael Zornoza, defiende así su iniciativa: “El día de Todos los Santos es una fiesta del cielo, en la que descubrimos que hemos sido creados para el cielo, para la amistad con Dios ya aquí en la tierra, que será plena cuando estemos cara a cara con Él en la eternidad. Esta celebración –continúa­– no pretende ser un ‘contra Halloween’, a pesar de que éste ha eclipsado lo que verdaderamente se celebra ese día”. La web recuerda que la idea nació en París en el año 2002.

Para ayudar a todas las parroquias a promover esta iniciativa se ha preparado desde la Delegación de Juventud de la Diócesis un material que “incluye una catequesis sobre la llamada universal a la santidad”. Además, se invita a los niños a que vayan disfrazados de santos de modo sencillo y alegre, aunque pueden también participar sin disfrazarse”.

¡Vade retro, Satán!

No es la primera vez que el Obispado gaditano se lanza a esta cruzada, aunque en esta segunda edición ha moderado su lenguaje. El año pasado, el sacerdote delegado episcopal de hermandades y cofradías, Juan Enrique Sánchez, fue mucho más beligerante: “Halloween no es una fiesta inocente ni una especie de carnaval de otoño, es la fiesta más señalada del calendario satánico”, llegó a decir para convencer a las hermandades de que no se sumaran a la celebración.

El lenguaje más bien naíf utilizado este año por el Obispado queda muy lejos del esgrimido en 2015 por el padre Sánchez, que denunciaba cómo el ocultismo considera que el 31 de octubre, “es la víspera del año nuevo del mundo esotérico, la fiesta anual más importante para los seguidores de Satanás. Suena a películas de terror, pero hay testimonios muy reales de cosas que suceden estos días".