Un cartel de la organización Endavant en el que se pude ver a dos vírgenes besándose, la de los Desamparados como patrona de los valencianos y la de Monserrat, tenía la intención de ser una respuesta provocativa a las polémicas palabras del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en las que defendía el "bien de la familia cristiana" ante "el 'imperio gay' e ideologías feministas".

Y polémica ha creado. Más de uno y más de alguna asociación ultra católica se han llevado las manos a la cabeza y han denunciado la falta de respeto de los que decían sentirse ofendidos por ellos. A destacar, los ya conocidos ultras de Hazter Oir, que han conseguido reunir 100.000 firmas en apoyo de Cañizares que, tras las denuncias del colectivo LGBT, podría enfrentarse a una pena de hasta 3 años de cárcel por un delito de incitación al odio. Pero también el grupo de Abogados Cristianos.

“Frente a los que quieren acabar con su libertad de expresión”

“En las últimas semanas se ha desencadenado una verdadera campaña de acoso contra el Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, protagonizada por algunos grupos políticos y sociales de la Comunidad Valenciana”, denuncia Hazte Oir. 

Su presidente, Igancio Arsuaga, lo tiene claro. Los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales quieren acabar con la libertad de expresión del religioso. "El objetivo de esta injusta persecución", advierte, "es acabar con la libertad de expresión de una autoridad de la Iglesia Católica y provocar a los creyentes para que se replieguen y escondan sus convicciones”, ha expresado abiertamente. Tal cual.

Es cierto que el cartel de las vírgenes es una provocación posiblemente innecesaria, pero también es, cuanto menos destacable, que este tipo de asociaciones saquen las uñas al sentirse ofendidos pero no sean capaces de reconocer cuando ofenden. La doble vara de medir, en estas circunstancias, se aplica a la perfección.

Si atacar al colectivo LGTB se puede hacer amparándose en el uso del derecho a la libertad de expresión, cuando ese colectivo se expresa no debería de considerarse directamente un delito contra los sentimientos religiosos, tal y como defiende Hazte Oir.

Un rosario y una misa por Cañizares

La realidad es que, lo que empezó siendo un cartel con intenciones provocadoras y que encendiera una chispa para mover conciencias, se ha convertido en una legitimación de las protestas de los más ultra católicos.

Valencia se ha convertido en protagonista de una concentración en apoyo a Cañizares en la que decenas de personas se han reunido para rezar juntos un rosario. Posteriormente, “los católicos y todas las personas de buena voluntad”, en palabras de Arsuaga, se han dado cita para asistir a una misma como acto de desagravio a la Virgen de los Desamparados, una de las imágenes de cartel que inició todo.

La misa, en la catedral de Valencia, estará presidida por el protagonista “de esta injusta persecución”, el propio Cañizares. De hecho, no ha dudado en grabar un vídeo y difundirlo en el canal de YouTube del arzobispado.

En él, no ha dudado en convocar a “todos los valencianos”, especialmente a los “bons valencians para que acudan a la misa. Pero también llama a los «falleros y falleras», a las instituciones, universidades…

Cañizares considera que este acto es “un gesto necesario y que responde a una situación que estamos viviendo, donde no hay respeto ni a la libertad religiosa que cabría esperar en un Estado democrático”. “Es también la afirmación de un pueblo que quiere vivir en democracia, y la base de la democracia es el respeto a la libertad religiosa garantizada por la Constitución Española”. Habla de libertad religiosa y se olvida de la libertad del colectivo LGTB.