Seguramente muchos de los que han visto la entrevista de Jordi Évole a Mariano Rajoy se estarán tirando de los pelos. Esos que se quejan tal vez esperaban más 'sangre' por parte del periodista, y menos arte, por parte del entrevistado. Porque es verdad que hay muchas opiniones sobre el pontevedrés metiéndose con su oratoria -también aludió a esto Évole- debido a las continuas meteduras de pata. Sin embargo, no hay que olvidar que es 'perro viejo' y por mucho que esté contra las cuerdas, es capaz de aguantar y salir, a su manera, pero salir al fin y al cabo. Y si no que se lo pregunten a Esperanza Aguirre o a quienes ahora mismo piden su cabeza desde dentro de su propio partido. 

Juega además con una carta marcada, la de saber que haga lo que haga, un 25% del electorado (punto arriba o abajo) seguirá fiel no a él, sino a su formación. En 'Salvados' actuó como es él. Con su afabilidad, con su tic de guiño del ojo, incluso con el gesto que de enfado a su manera que ya le salió en el famoso debate televisivo del "no decente". 

Évole, tras recordarle que por fin había aceptado la entrevista, le espetó para empezar si era porque las cosas no le iban bien. La respuesta, claro está, fue que ni mucho menos. A partir de ahí hablaron de refugiados, demostrando que buena parte de la clase política se deja el corazón en el momento se llega al cargo, y de otros asuntos. Por ejemplo, de Cataluña. "Señor Rajoy, ¿ha sido usted un chollo para el independentismo?".

Sin embargo, como suele suceder en los casos en que se entrevista a algún dirigente del PP, la corrupción ocupa un papel protagonista por razones obvias. El presidente del Gobierno en funciones aseguró a Jordi Évole que está arrepentido de los SMS que envió a Luis Bárcenas, al tiempo que indicó que "de forma consciente", nunca ha mentido en relación con el caso del extesorero del PP. En relación con el innombrable, dijo que "no se acierta siempre en la vida".
Curioso fue el momento en que el periodista abordó el asunto de la corrupción que acecha a los 'populares' porque lo hizo nombrando uno por uno los casos, ante la cara impasible de Rajoy. Ante esto, y en un momento del programa, Rajoy aseveró que el PP ha apartado a todas las personas que incursas en los casos que le han afectado, afirmando en un claro tono electoral que "vamos a dar la batalla, y sin duda alguna, es uno de los grandes retos del futuro". Pero cuando al presidente le mostraron las imágenes en las que ponía como ejemplo a algunos de sus compañeros de partido ahora imputados o encarcelados, su cara reflejaba malestar. 
 
Sobre los famosos SMS intercambiados entre él y Luis Bárcenas, no le quedó más remedio que reconocer ante Évole que envió alguno después de publicarse que el extesorero tenía cuentas en Suiza, pero dejando claro que "a partir de ahí ya se acabó cualquier tipo de relación". En más de una ocasión, y con diferentes afirmaciones, repitió que la corrupción no es "sistémica" en España.
No se puede decir que a lo largo de la entrevista haya habido algún momento de tensión. Sí un instante de queja, que en el caso de Mariano Rajoy puede considerarse similar a aquella colleja que le soltó a su hijo en un programa de radio. Évole no se llevó el cachete pero sí cierta reprimenda, al estilo del presidente en funciones, claro. 
Una vez más Mariano Rajoy no ha decepcionado porque nunca lo hace, ni siquiera cuando ofrece sus ruedas de prensa a través de una pantalla de plasma.