Guindos, Rajoy, Aznar y Rato en la presentación de 'España claves de prosperidad' en abril de 2010 / Foto FAES



The Economist vuelve a la carga con España después del reciente artículo que cuestionaba la "recuperación" de la que hace gala Mariano Rajoy, al recordar el incremento de la tasa de paro y las dificultades de los ciudadanos. Ahora, el semanario británico se centra en la corrupción política y recuerda casos como los del exvicepresidente económico del PP Rodrigo Rato y el de la trama eólica que afecta al exministro y actual embajador en Londres, Federico Trillo.

Los cargos públicos se llenan los bolsillos
"Los españoles están acostumbrados a que sus representantes públicos se llenen los bolsillos haciendo negocios a través de la Administración", dice The Economist en un duro artículo, en el que habla del daño que el amiguismo y la corrupción hacen a la economía española.

La trama eólica y Trillo
La publicación británica recuerda la denominada trama eólica, sobre el pago de comisiones en la concesión de parques eólicos en Castilla y León, que ha implicado al exministro de Defensa y actual embajador en Reino Unido, Federico Trillo, que cobró cuando era diputado en la oposición de una de las empresas beneficiadas por las adjudicaciones.

Rato, el artífice del milagro económico
The Economist
menciona el caso del exministro de Economía con Aznar, Rodrigo Rato, y recuerda que "representó el milagro económico español de principios de siglo", por lo que fue un golpe para los ciudadanos, sumidos ya en la desconfianza hacia sus políticos.

Corrupción y amiguismo
El editorial del semanario británico critica la corrupción y el amiguismo que afectan a los partidos políticos, que deterioran la economía del país y aumentan la apatía de los ciudadanos hacia la política. Además, subraya que la tasa de desempleo supera el 23% y según el FMI la economía no regresará a los niveles previos a la crisis hasta el 2017.

The Economist destaca que el malestar de los ciudadanos con los políticos por la corrupción está castigando especialmente al Partido Popular, que a pesar de que la economía crece al 2,9, no para de perder apoyos y podría resultar muy debilitado en las elecciones del 24 de mayo; incluso, podría tener que adelantar las elecciones generales de finales de año, si sale muy perjudicado en los comicios de mayo.