Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Comisión Europea tras ganar las elecciones en Partido Popular Europeo,  lleva más de dos décadas formando parte del Gobierno de Luxemburgo y consiguiendo puestos de relevancia en Bruselas. Cuando no ha sido primer ministro luxemburgués (en varias ocasiones) ha sido ministro, por lo que ha sido pieza clave del Gobierno de ese país desde 1982. Al mismo tiempo presidente de turno en varias ocasiones de la Unión Europea y, ya fuera del gobierno de su país que se le quedaba pequeño, el 21 de enero de 2013 se convirtió en presidente del Eurogrupo (países del euro). Lo hizo tan al gusto de Merkel durante la crisis que en las pasadas elecciones europeas fue el candidato de los conservadores a presidir la Comisión. Era un secreto a voces en la Unión que Juncker, siendo primer ministro, había convertido a su país en un paraíso fiscal. Ahora lo ha demostrado una asociación internacional de periodistas de investigación.

¿Puede un hacedor de paraísos fiscales presidir la Comisión?
Como primer ministro de Luxemburgo él personalmente llegó a acuerdos con más de 300 multinacionales para que instalaran su sede fiscal en ese pequeño país, les ofrecía pagar un 1º un 2% de impuestos mientras en el resto de países tenían que pagar el 20% o más. En Luxemburgo no ha fábricas, hay bancos y edificios de oficinas que tienen la mayor concentración de empresas del mundo. Para empezar queda al descubierto que un socio del Eurogrupo incumple las reglas y hace competencia desleal al resto de socios, al ofrecer una fiscalidad mínima y secreta a las multinacionales. Y para terminar la evasión de impuestos suele ir unida al blanqueo de capitales y éste a otros delitos. ¿Puede por tanto presidir la Comisión Europea alguien que convirtió a su pequeño país en un gran paraíso fiscal? El escándalo en Bruselas y en la prensa internacional ha sido grande, hasta el punto de que el Financial Times y Bloomberg hayan pedido su cabeza. Juncker no tiene credibilidad para proponer o impulsar medidas contra la evasión fiscal.

"Responsabilidades políticas"
Finalmente Juncker se ha visto obligado a comparecer ante los medios de comunicación, aseguró que asume "las responsabilidades políticas" pero que no fue el arquitecto de la trama, y como ya no es Primer Ministro de Luxemburgo no habrá dimisiones. Para defender su tarea como gobernante de Luxemburgo dejó una frase lapidaria: "No hay nada que indique que mi objetivo era organizar la evasión fiscal en Europa". Lo que sí ha quedado demostrado es el cinismo de alguien que como presidente del Eurogrupo reclamaba ajustes y recortes a los países del euro castigados por la crisis al mismo tiempo que ayudaba a grandes empresas a no pagar impuestos. Mientras los ciudadanos e les subía los impuestos sin parar, las grandes empresas tenían como aliado nada más y nada menos que al presidente del Eurogrupo para tributar al 1% en su país, Luxemburgo, que de paso conseguía una de las rentas per cápita más altas del mundo.

Medidas contra el fraude para contener el escándalo
En la Unión Europea los acuerdos en materia fiscal deber ser aprobados por unanimidad y hay cinco países que han bloqueado por sistema que el impuesto de sociedades sea homogéneo en los países del euro y que se acabe con las 'vacaciones fiscales' de algunos territorios. Los cinco países que siempre han bloqueado esos acuerdos han sido: Luxemburgo, Holanda, Irlanda, Austria y Chipre. Si la Unión Europea declaró ilegal las denominadas vacaciones fiscales vascas (en Euskadi las empresas pagaban menos impuestos) ¿Cómo es posible que lo que niega a una Comunidad Autónoma lo permita a un país?

Para contener el escándalo de tener a un presidente de la Comisión Europea que exigía recortes en el Estado del Bienestar mientras perdonaba impuestos a las multinacionales, Bruselas ha anunciado nuevas medidas contra el fraude y la evasión fiscal. Y el todoterreno Juncker se ha puesto a la cabeza de la manifestación, anunciado el compromiso en la misma rueda de prensa en la que asumió responsabilidades políticas. Tan ancho justificó que "los acuerdos con multinacionales se dan en 22 países, no es problema luxemburgués, sino europeo". La concreción de las medidas europeas contra la evasión fiscal se conocerá en la próxima cumbre del G-20.