El presidente de la Patronal Madrileña (CEIM) y de la Cámara de Comercio de Madrid, Arturo Fernández, ha anunciado que devolverá "de forma inmediata" los 37.000 euros que utilizó a través de la tarjeta "negra" de Caja Madrid para "gastos de representación", y que tenía un sueldo como consejero de 45.000 euros al año. Sin embargo, la cosa no será tan sencilla para el buen amigo de Esperanza Aguirre: el Banco de España dice que se embolsó 154.000 euros sólo en 2011.

74.000 euros  y no 45.000
El Banco de España asegura que Fernández no percibía 45.000 euros como afirma, sino de 74.000 euros, y no era un salario, sino el pago de dietas; a lo que hay que sumar otros 41.000 euros, por el mismo concepto, en su calidad de consejero de otras sociedades del grupo, según adelanta El Mundo.

El desparpajo de Arturo Fernández
El presidente de los empresarios madrileños afirma, con total desparpajo, en un comunicado remitido a EFE, que se “debe evitar” casos como el de Caja Madrid en el futuro “mediante un riguroso control de las decisiones que se puedan tomar en todos los ámbitos de la vida económica y financiera”.  Gurú del neoliberalismo y uno de los representantes de la patronal que más ha cargado y cuestionado a los sindicatos,  que defendió públicamente acabar con lo que él llamó "el café para todos",  Arturo Fernández no es precisamente un ejemplo de empresario modelo: enfrenta una acusación de trabajadores de su grupo empresarial por pagos de sueldos en B  y otras por impagos de nóminas. A esto hay que sumar las órdenes de embargo remitidas por la Agencia Tributaria por sus deudas fiscales.

Fernández dice que "ante la alarma social" devolverá... "37.000"
En su comunicado, Arturo Fernández afirma que "ante la alarma social que ha provocado la utilización de esta tarjeta, que me fue facilitada por la entidad, quiero dejar muy claro de que nunca sospeché que su uso pudiese constituir un acto recriminable, como ahora se ha llegado a considerar". Asegura que "la cantidad asciende a 37.000 euros, que fueron destinados a gastos de representación en los tres años que hizo uso de ella y que supuso un gasto de poco más de 1.000 euros mensuales". Unas cifras que no tienen que ver con la realidad, como deja en evidencia el Banco de España.