Alfonso Ussía está indignado con los "tontorrones" que asistieron al desayuno informativo de Pablo Iglesias celebrado ayer en el hotel Ritz y organizado por el Forum Europa. Él mismo explicó que no tenía ninguna intención de nacionalizar el hotel ni robar los visones a las señoras, pero para al columnista de La Razón su presencia en este establecimiento de lujo es casi peor que si le hubiera robado la cartera:
"Ahí estaban todos. Sonrientes, complacientes y aplicados  como los alumnos de una clase de colegio antiguo. Encorbatados y limpios. Prestos a oir a quien, si algún día se sitúa en la cima del poder político, los llevaría a la ruina y posteriormente a la cheka. El invitado se ha presentado con una camisa blanca remangada hasta los codos".

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"En el Ritz no puede ser invitado a hablar quien, de tener el poder, convertiría el Ritz en una comuna de desarrapados. Es cuestión de coherencia y criterio".

Burlas e insultos contra el "singular Coletas" y los que le escucharon
Esa peculiar coherencia de Ussía le lleva a burlarse de Iglesias refiriéndose a él como el "singular Coletas" y cargando una vez más contra los "personajes bungavilleros de la sociedad madrileña, absurdos y trepadores" que osaron asistir al desayuno:
"Habló a la Casta a la que ya pertenece con suave llama, que tampoco era su intención inflamar el salón. Por otra parte, el Coletas pasa por calendas difíciles, de reflexión permanente. Le ha gustado la popularidad, y lo que es más excitante, el dinero. No hay postura social más cómoda y respetada que la del dirigente revolucionario que acude al caviar para denunciar las chabolas. De cualquier manera, por si sufre un vuelco radical en el futuro y retorna a sus raíces, es conveniente recomendar a los tontorrones que asistieron a su charla en el Ritz que se palpen el cuello por si las moscas. Con esta gente, nunca se sabe".

Zarzalejos, aunque sin estridencias
El desayuno en el Ritz protagoniza también la columna de José Antonio Zarzalejos en El Confidencial. Como Ussía, se muestra sorprendido por la presencia allí del líder de Podemos, pero sin estridencias y, mucho menos, insultos o burlas. La diferencia es notable:
"Reconozco paladinamente que, en cambio, la trayectoria de Podemos después de la cita electoral no sólo resulta sorprendente, sino que también causa perplejidad. No es fácil entender los mecanismos intelectuales que llevan a denunciar a “la casta” y propugnar el empoderamiento ciudadano y, simultáneamente, incurrir en el rigodón de la “casta” que se denuncia: desayuno en el Ritz (ayer) de Pablo Iglesias, exponiéndose ante un público que no es el suyo ni lo será nunca y que, en buena parte, le observaba más como un exotismo político que como una amenaza".