El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, durante un desayuno de prensa organizado por Europa Press, hoy. EFE El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, durante un desayuno de prensa organizado por Europa Press, hoy. EFE



El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, del Partido Popular, se ha sumado a la estrategia de otros presidentes autonómicos populares como el gallego y el extremeño y ha anunciado una bajada de impuestos. Es la mayor anunciada hasta el momento en una estrategia en la que se mezcla lo ideológico con los populistas y, sobre todo, una estrategia electoral. Ignacio González se suma así a la 'rebelión' contra la línea marcada por Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro, autores de la mayor subida de impuestos de toda la Democracia. Se ha roto el discurso "único" del PP y a Montoro se le abre un problema grave: cómo explicar a Bruselas y, sobre todo, a Ángela Merkel, que no se cumple el objetivo de déficit y las Comunidades Autónomas del PP bajan impuestos.

Bajada de impuestos pre electoral
Ignacio González anunció hoy una bajada de impuestos que pivota en tres puntos: una bajada del IRPF de 1,6 puntos en el tramo autonómico, de 1 punto en el impuesto de patrimonio y desaparición del céntimo sanitario del combustible para transportistas. Precisamente la Comunidad de Madrid fue pionera en implantar el recargo del céntimo sanitario, cuya legalidad por cierto cuestiona ahora la Unión Europea, es más el Tribunal Europeo de Justicia considera que ese tributo vulnera el derecho comunitario.

Ignacio González ha cuantificado el ahorro a los contribuyentes en 375 millones de euros, 216 millones de ahorro en IRPF, 76 millones en el impuesto de transmisiones patrimoniales, 15 millones menos por la supresión del céntimo sanitario a los transportistas y 50 millones por la rebaja de un 25% del impuesto a los actos jurídicos documentados.

La rebaja de impuestos se notará el año que viene, con el pistoletazo de salida de la precampaña electoral a municipales y autonómicas. A nadie se le escapa que esta Legislatura no se podrá exhibir en campaña electoral ni nuevas carreteras, ni nuevos hospitales, ni nuevos colegios. No sólo eso, alcaldes y presidentes autonómicos llevarán la mochila de los graves recortes en sanidad, educación y dependencia, con lo que la única arma electoral que les queda es aplicar una rebaja fiscal en el campo que pueden aplicar. Pero además de una estrategia electoral está el convencimiento, no solo en la derecha, de que la brutal subida de impuestos de Rajoy y Montoro asfixia más la economía.

Menos impuestos y menos Estado del Bienestar
A nadie le gusta que le suban los impuestos y a todos nos gusta que nos los bajen. Es la reacción primaria, pero ante el impacto brutal de la crisis, el desmantelamiento de la clase media y los recortes brutales en sanidad, educación o dependencia, cabe plantearse otro debate: ¿qué es mejor, bajar impuestos o mantenerlos para que no se despidan profesores, médicos, se supriman becas de comedor o se acabe con la ayuda a la dependencia?. Desde luego desde un punto de vista socialdemócrata no es compatible bajar impuestos mientras no se articulan políticas de ayuda a los más castigados por la crisis y mientras se empobrecen los recursos de la sanidad y la educación públicas. Sin embargo lo que sí se pude plantear es un nuevo modelo fiscal más redistributivo y más justo, porque a estas alturas es de sobra evidente que el IRPF es un impuesto sobre las nóminas y es la clase media la que soporta la mayor parte de los impuestos.

Sin cumplir el déficit
A estas alturas de Legislatura queda claro también que el Gobierno perpetró una subida de impuestos indiscriminada y poco meditada para intentar atajar el déficit. El problema es que después de dos recortes extraordinarios del Presupuesto, el primero de 8.000 millones en sanidad y educación y el segundo de 65.000 millones para toda la actuación del Gobierno, el déficit del Estado en 2.012 quedó en el 10,2% del PIB y la deuda pública supera el 90%. Cabe recordar que el déficit del 2.011 fue del 9% y en su día la Vicepresidenta cargó contra Zapatero por ese abultadísimo déficit. Si miramos solamente los números el tema queda así: Zapatero hizo un recorte de 15.000 millones de euros y dejó un déficit del 9%, Rajoy hizo un recorte de 75.000 millones y el déficit de su primer año fue del 10,2%.

Faltan meses para conocer el déficit exacto con el que se cerrará este año, la primera cifra rigurosa se conocerá el próximo mes de febrero, pero el Gobierno de Rajoy se comprometió con Bruselas a cerrar el año con un 6,5% y la evolución de la contabilidad nacional pronostica que no se cumplirá. Esta vez es la administración central la que aparece como mayor incumplidora, pero la mayoría de las Comunidades tampoco cumplirán. Va a resultar muy difícil explicar a Bruselas, al FMI, al Banco central Europeo y sobre todo al gobierno alemán que incumplimos el déficit y al mismo tiempo bajamos impuestos.