Jordi Évole ha conseguido otra vez acaparar gran parte de la audiencia de este domingo (un 16% ) con su reportaje en Salvados, de laSexta, sobre la tragedia en la Línea 1 del Metro de Valencia, ocurrida en 2006, en un accidente en el que murieron 43 personas y otras 47 resultaron heridas. El programa recogió las denuncias de familiares de las víctimas, de un maquinista y de un exalto cargo de Ferrocarrils de la Generalitat (FGV), sobre las maniobras del Gobierno valenciano para silenciar las causas de la tragedia con el propósito de evadir responsabilidades. El presentador consiguió preguntar a uno de los máximos responsables de la gestión política de este siniestro, Juan Cotino, sobre las ofertas de trabajo e indemnizaciones que se ofreció a familiares a cambio de su silencio, pero el actual presidente de las Cortes Valencianas se negó a contestar.

Fueron a los tanatorios a ofrecerles trabajo
Varios de los familiares de las víctimas denunciaron que miembros del Gobierno valenciano, que presidía entonces Francisco Camps, acudieron tras el accidente a los tanatorios y a sus domicilios particulares para ofrecerles puestos de trabajo y ayuda económica a cambio de su silencio en el proceso judicial. Los denunciantes señalaron a Juan Cotino, entonces consejero,  como el hombre que movió los hilos de aquella estrategia del silencio.


Cotino se niega a responder
Jordi Évole consiguió preguntar a Cotino sobre el accidente. Le encontró en una feria de vino y embutido, y allí le preguntó por las denuncias de ofertas de trabajo a las víctimas y la gestión posterior sobre lo ocurrido. "De esto ya he hablado muchas veces donde corresponde", respondió el dirigente popular, que a continuación dejó claro que no iba a responder al periodista “sobre este tema”.

De entre los asistentes a la feria se escucharon voces que le reclamaban a Cotino que contestara e, incluso, una señora se le acercó y le reclamó que respondiera, aunque igualmente sin éxito. El presidente de las Cortes valencianas se marchó sin contestar, entre gritos de "¡que responda!" de algunos de los ciudadanos presentes en la feria.

 


El PP valenciano no sabe, no contesta...
Según aclaró el presentador de Salvados, ningún diputado del PP valenciano, ni ningún miembro del Gobierno de Camps quiso responder sobre este asunto.

Un exjefe de Seguridad confirma que hubo presiones
El programa consiguió que por primera vez el exjefe del departamento de Seguridad de Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana Arturo Rocher reconociera públicamente que todos los técnicos de la empresa pública fueron asesorados antes de comparecer en la comisión de investigación que tuvo lugar en las Cortes con el objetivo de que el Gobierno de Camps pudiera eludir sus posibles responsabilidades.

La versión de "un accidente inevitable"
Según admitió, la empresa coaccionó a los técnicos para que mantuvieran la versión oficial de que la tragedia de Metro fue un "accidente inevitable". Incluso Ferrocarriles contrató los servicios de una consultora experta en comunicación e imagen, HM & Sanchis, para aleccionar a los técnicos que estaban citados por la comisión de investigación. Incluso les hicieron memorizar respuestas tipo para las preguntas más peliagudas. La versión oficial mantuvo que el único responsable fue el maquinista, fallecido en el accidente.

 

 


El accidente pudo evitarse, según un maquinista
El testimonio del maquinista de la Línea 1 Jorge Álvarez en el programa Salvados dejó en evidencia, sin embargo, que hay muchas lagunas por investigar. En su opinión, el accidente se pudo haber evitado. El maquinista mencionó un informe que alertaba sobre los puntos negros en las vías, que fue ignorado.

"Si hay una precaución de 70 kilómetros por hora, en aquella curva tiene que tener una baliza de frenado automático puntual para indicar al tren que no puede circular a más velocidad. La baliza existía pero no se programó para que diese la orden al tren", declaró el maquinista.

Las ventanas no estaban bien selladas
En uno de los momentos más duros del reportaje el entrevistado desveló que las ventanas de los vagones no estaban bien selladas y que esto provocó la muerte terrible de algunos viajeros. "Cuando el tren sale volando y vuelca, los viajeros sentados caen sobre los cristales que se enrollan, los viajeros caen por el hueco, el carril los mete para dentro y los trituraban. Fueron 120 metros triturando personas porque se utilizó una silicona de andar por casa", declaró el maquinista.

El libro de averías desapareció
Álvarez también denunció que el libro de averías del tren, ni el original que se encontraba en el tren siniestrado, ni las copias, aparecieron nunca.