Los dos frentes
Los eufóricos seguidores del ultraderechista Frente Nacional no van a asumir de modo automático la postura de su nueva “Juana de Arco”, Marine Le Pen, quien ha adelantado su decisión de votar en blanco. Su 18 por ciento de votos (más de 6 millones) se va a repartir de un modo algo inesperado: el 30 por ciento se quedará en casa, el 48 por ciento dará su respaldo a Sarkozy y un 21 por ciento a Hollande.

Atendiendo a estas encuestas el cortejo descarado que el presidente saliente ha hecho a las aspiraciones de la extrema-derecha no ha tenido un éxito deslumbrante pero sí provechoso.

El electorado agrupado en torno al Frente de Izquierda debería votar, según las encuestas, en un 90 por ciento al candidato socialista, aunque no faltan expertos que destaquen la tendencia de determinados grupos (Indignados, anarquistas…) a la abstención.

El factor de centro
La sorpresa de última hora la ha proporcionado el líder del Movimiento Demócrata Francois Bayrou. Con los números de la primera vuelta en la mano, este sector ha obtenido un resultado decepcionante. Su 18 por ciento de 2007 se ha reducido a la mitad en 2012, aún así son 3 millones de votos muy codiciados que representan un sector social atento a los valores republicanos. Mientras el campo socialista saluda con alegría esta decisión, la derecha se duele de lo que califica de  deserción.

Valores contra valores
En una carta publicada en el diario Le Monde por un grupo de cargos electos militantes del centrismo se le asesta un mazazo a Nicolas Sarkozy cuando afirman: "Aunque algunos podamos tener dudas sobre puntos concretos de los programas de uno u otro candidato, la campaña indigna y decepcionante llevada a cabo desde el 22 de abril (primera vuelta) por Nicolas Sarkozy ha despejado cualquier duda. Al hacer suyas parte de las tesis de la extrema-derecha y adoptando la postura de “candidato del pueblo” frente a las élites –en contradicción total con la política fiscal injusta mantenida durante cinco años- el candidato de la UMP transforma la segunda vuelta de las elecciones presidenciales no en una confrontación entre izquierda y derecha sino en una elección de “valores contra valores”.

(…) Y Francois Hollande se coloca en la defensa de nuestros valores: justicia, equidad y lucha contra las desigualdades”

 

Ruptura histórica
Para la derecha la decisión de Bayrou de respaldar a Hollande supone la ruptura de una alianza tradicional. Los ataques de figuras destacadas de la formación sarkozysta –que, entre otras cosas ya afilan sus cuchillos para disputarse la herencia de un Sarkozy perdedor- contra el líder centrista revelan el daño “simbólico” que este abandono les ha causado.

Según recoge el diario conservador Le Figaro –con mayor despliegue tipográfico para las críticas que para la decisión del centrista- se trata de una opción “incomprensible”, “incoherente” que va a suponer la muerte política de Beyrou.

Lo cierto es que el votante de centro tampoco va a seguir el ejemplo del líder con disciplina. Según las encuestas el 39 por ciento irá a la abstención, el 46 por ciento votará a Sarkozy y un 15 por ciento engrosará el balance de Hollande.

Los últimos datos
El aspirante socialista hace reiterados llamamientos a los votantes para que las encuestas favorables no les hagan desertar de las urnas porque aunque los datos le conceden a 52,5 por ciento frente a un 47,5 del titular, es evidente que el agitado “Sarko”  luchará hasta el final y ha recortado distancias en el fragor de la campaña.

Los amantes de las estadísticas han señalado que una de las palabras más repetidas por el presidente saliente durante el debate televisado con el aspirante Hollande ha sido “Alemania”. Sin duda este detalle no ha pasado inadvertido a los franceses que tienen la sensación de haberse convertido en los segundones de una Angela Merkel prepotente.

La elección pues se plantea entre un “dejà vu” mas a la derecha de lo visto hasta ahora y perfectamente sintonizado con las tesis de austeridad alemanas o la apertura de una nueva vía de lucha contra la crisis en la que se mitiguen los daños sociales y se transiten los caminos del crecimiento.

Elena Martí es periodista y analista política