Ni el Presidente del Gobierno, ni la Vicepresidenta Primera ni el Ministro de Interior hablan inglés, hasta ahí podríamos hablar de empate, pero no es así porque resulta solo tres ministros de Rajoy se defienden en ese idioma: el de Exteriores José Manuel García Margallo), el de Defensa  (Pedro Morenés) y el de Economía (Luis de Guindos). Y desde luego nunca en la etapa Zapatero  se colocó como responsable de un departamento tan relevante en tiempos de crisis como el de Hacienda alguien que no hablara ni inglés ni francés, como es el caso de Cristóbal Montoro. Es más, en el último Gobierno Zapatero el número de ministros que hablaban inglés era el doble: la Vicepresidente Económica, Elena Salgado, la Ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, la ministra de Defensa, Carmen Chacón, el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, y la ministra de Sanidad, Leire Pajín.

El problema de Montoro
A la falta de credibilidad que el Gobierno de Rajoy se ha ganado en Bruselas por retrasar la adopción de medidas a después de las elecciones andaluzas, porque “sospechan” que han engordado el déficit y por unos Presupuestos Generales del Estado poco rigurosos, se unen los problemas de interlocución que tiene el Ministro de Hacienda, Cristobal Montoro.

Lo cierto es que, según han confirmado a ELPLURAL.COM fuentes comunitarias, la decisión de Rajoy de separar Economía de Hacienda y tener por tanto dos ministros distintos, “dificulta la interlocución porque a veces se tiene que responder lo mismo dos veces, una para cada departamento”.  En Bruselas se hacen un lío con los interlocutores españoles y no saben quien manda más ni a quien hacer caso, si a De Guindos y su equipo o a Montoro y su gente.

Aquí en España De Guindos y Montoro ya han dado pruebas suficientes de sus “desavenencias”, hasta el punto de que la Vicepresidenta Primera, Soraya Sáenz, tuvo que poner orden, pero en Bruselas no hace gracia tener que contar lo mismo dos veces a dos miembros de un mismo gobierno que además está en una situación crítica.

Al margen de anécdotas más o menos graves, como notas enviadas a Bruselas desde Hacienda que contradicen a Economía, De Guindos tiene mayor margen de maniobra por una cuestión de entendimiento, habla inglés y puede mantener interlocución instantánea con cualquiera del  Colegio de Comisarios.