Internet no derroca dictadores. Sólo es una herramienta, como en su día fue la imprenta vietnamita que escupía miles de octavillas para repartir en todos los rincones de la ciudad. Lo que no puede ponerse en duda es que su utilización masiva por parte de los ciudadanos ha contribuido a que hoy sepamos mucho más de esos lugares que los sátrapas quieren dejar bajo la sombra de sus fuerzas armadas. Pero también se trata de una nueva fórmula de participación, desde luego poco explotada, que todavía nos debe llevar a explorar más para profundizar en sus innumerables virtudes. La Red ayuda a llevar la democracia a países con gobernantes más pendientes de sus aviones privados que del hambre que sufren sus ciudadanos. Ha sido, uno más, otro elemento decisivo en esas luchas denominadas primavera árabe. Pero también es Internet un aliado para profundizar en la democracia allí donde esta precisa de una vuelta de tuerca para volver a cumplir con nuestras expectativas. No esperemos milagros. La fibra óptica no se levantará una mañana para encabezar ninguna revolución. Los cambios necesarios serán, siempre, obra de la ciudadanía, con las herramientas que en ese momento histórico tenga a su disposición.
Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin