La Policía ha podido constatarlo en correos electrónicos intervenidos que fueron cursados entre la asistente personal de Urdangarin en Washington, Julita Cuquerella y el contable del entramado Nóos, Julita Cuquerella, según ha podido saber El Mundo.

"¿Sabes de alguien...?"
El contable envió un mensaje a la secretaria personal de Iñaki Urdangarin el 9 de septiembre de 2009 en el que le planteaba lo siguiente: “¿Sabes de alguien que le pueda interesar que le contratemos para acumular SS [Seguridad Social]? Sería para lo que queda de año y para el siguiente”.

Gastos deducibles y dinero en efectivo
Los empleados fantasmas no recibirían ningún salario, pero acumularían tiempo de cotización y por tanto podrían tener derecho a paro. Por su parte, la empresa generaría gastos deducibles y, además, podría justificar el desembolso de cantidades equivalentes a las nóminas.

Una cuñada y una hermana de Julita Cuquerella
La asistente del duque sugirió al contable en total tres nombres de posibles candidatos a los que les podría interesar, entre ellos los de una cuñada y su hermana. “Mi cuñada, que está en Madrid (situada a 600 kilómetros de la sede barcelonesa de Aizoon), está interesada. A lo mejor puede ser estipulado como teletrabajo?”, escribió la asistente de Urdangarin. “Creo que la podemos poner como codificadora y no explicar dónde tiene su residencia”, respondió el contable, que pidió el DNI y el nombre completo.

Además, bonificación
Al proponer a su hermana, la asistente personal recordó al contable la ventaja fiscal que propiciaba al ser madre de una niña de un año. “Me dice que supone que ya lo sabrás, pero que cree que la empresa tiene una bonificación por contratar a mujeres con hijos menores de tres años”.

“Me comentó que cree que Aizoon puede pedir beneficios sociales como empresa por tener contratadas a madres de niños pequeños y/o familias numerosas. Si es así, tanto mi hermana” como otra de las colocadas “entran dentro de esto”.

Los duques ya residían en Washington
Aizoon declaró a Hacienda que pagaba entre 7.000 y 10.000 euros a estas personas, a pesar de que realmente no trabajaban para la empresa de los duques de Palma, que en ese momento ya residían en Washington.