Quien ha escrito este impactante párrafo, final de un artículo suyo, no pertenece a la plataforma en favor de Garzón, integrada por intelectuales, artistas o escritores, todos ellos en la órbita de la izquierda. Quien lo ha redactado es un abogado, militante del PP y exdiputado. Se llama Jorge Trías Sagnier.  Nos conocemos desde hace unos cuarenta años. No coincidimos ideológicamente, pero no me parece para nada exagerado calificarlo de  amigo, aunque desde la distancia.

El Grupo Tácito
Su inquietud política es enorme. Participó, en el Grupo Tácito,  metido ya este país en el tardofranquismo. Ese Grupo era la  voz de los democristianos españoles, en su mayoría -salvo excepciones como la de Trías Sagnier-, colaboracionistas de la Dictadura. Luego se afilió a la UCD. Siempre ha sido comedido, centrista y moderado. O lo ha procurado ser. No obstante,  en algunas cuestiones –vinculadas directa o indirectamente a la Iglesia católica- ha demostrado, mediante sus abundantes colaboraciones periodísticas, un notable radicalismo con pinceladas de integrismo.

Con dos palabras sólo
Ayer publicó en el diario El País un extenso artículo titulado Cacería Judicial. Con dos palabras sólo,  Trías Sagnier  revelaba el fondo de sus apreciaciones, exquisitamente planteadas y muy significativas.  Estamos asistiendo, en efecto, a una cacería judicial o, como subraya Trías Sagnier, a "una extraña alianza entre jueces y políticos" para acabar con la "fama de quien tanto odian". En ese momento “casi nadie salía en su defensa; y, al margen de sus errores y de las críticas, algunas acerbas, que yo mismo le había hecho, pensé que por encima de todo estaba la lealtad a la justicia”. [Nosotros, Jorge, sí salimos, y no éramos los únicos. Salimos siempre, en estos años amargos, desde ELPLURAL.COM defendiendo al juez Garzón. Vaticinamos entonces cuanto iba a ocurrir. Y denunciamos el oprobio de lo que está sucediendo.]

 Una “desfachatez”
Describe las acusaciones a Garzón por pretender investigar los crímenes del franquismo como una “desfachatez” con “poca consistencia”. Sobre las escuchas telefónicas, sostiene la teoría del magistrado Suárez Robledano que “avaló las escuchas [porque] hay abogados que cooperan o se involucran en la continuidad de actividades delictivas”. Y agrega que “para apuntalar la cacería se abrió un nuevo frente: la historia rocambolesca de la financiación irregular de actividades de Garzón en una universidad americana por el banco de Santander”. Afirma Trías Sagnier: “Yo no conozco un solo juez o magistrado, de la instancia que sea, que no haya cobrado en cursos o conferencias financiadas por instituciones bancarias, compañías de seguros, fundaciones de partidos o despachos profesionales. Ni uno. Los mismos jueces que le tiraban las piedras eran los que escondían sus manos”. Exijamos que tales jueces no puedan firmar con sus manos sentencia alguna.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM