Es verdad que la cúpula de la Iglesia católica, respecto a Pinochet, volvió a los tiempos terribles en los que pontífices, cardenales y obispos apoyaban y bendecían los regímenes absolutistas, mientras condenaban explícitamente las ideas liberales y, más todavía, las socialistas y comunistas. La excepción eclesiástica, sin embargo, la protagonizó entonces el cardenal de Santiago de Chile, Raúl Silva Enríquez, que hizo cuanto estaba en sus manos para evitar el golpe militar y, más tarde, para defender los derechos humanos frente al dictador.

Los ministros católicos
En los Gobiernos de Pinochet hubo ministros casi todos ellos católicos –algunos vinculados a instituciones como el Opus Dei-, significativa circunstancia que tiende a entroncar la era del tirano chileno con la de los cuarenta años del general Francisco Franco, el tirano español. Pinochet veneraba a Franco y lo admiraba –está demostrado- por haber destruido, mediante la violencia armada, a la República. Pinochet asistió al funeral de Franco. Visitaba en Londres, con relativa frecuencia, a la primera ministra británica Margaret Thatcher. Lo hizo hacia 1999. El juez Baltasar Garzón intentó detenerlo acusado de sus numerosos y abyectos crímenes contra la humanidad.

                                        Vídeo de la visita de Juan Pablo II a Chile en 1987
http://www.youtube.com/watch?v=hM5FjJCdpRQ[/youtube]

Las influencias pontificias
Le echó una mano el ahora beato Wojtyla. Se movilizó la diplomacia vaticana. Y las influencias pontificias actuaron a favor del sangriento dictador y en contra de los propósitos judiciales de Garzón y de millones de ciudadanos de todo el mundo. No debe olvidarse que Juan Pablo II saludó, junto a Pinochet, desde el balcón principal del Palacio de la Moneda –bombardeado durante el golpe de Estado, con el presidente Allende dentro- a los chilenos congregados allí que aplaudían y vitoreaban a Su Santidad el Papa. Fue el mismo Wojtyla el que dio la comunión a Pinochet y a su familia. ¿Recuerdan los lectores de ELPLURAL.COM las múltiples comuniones de Franco difundidas por el No-Do y por la TVE, ésa que ahora no gusta a María Dolores de Cospedal? Recuerdan además, cómo el dictador iba en procesiones y actos religiosos bajo palio?

El alto clero
Cospedal, por cierto, se fue a Roma, dejando plantados a unos 2.000 agricultores con los que tenía comprometida una cena electoral. ¡Qué imagen la de la secretaria general del PP, arropada por las sotanas del alto clero, besando la mano a obispos y cardenales, entre los que figuraba en primera línea el cardenal Cañizares, cada vez más reaccionario! Los votos de los monseñores los tiene garantizados en su mayoría el PP.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM