El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, dio vuelo a las teorías de la conspiración que vertió José María Aznar desde las páginas del diario El Mundo. El ex presidente del Gobierno alimentaba el bulo de un posible amaño electoral en los comicios de 2023. Unas elecciones que ganó el propio PP, pero a pesar de ello, el jefe del principal partido de la oposición se ha sumado a esas tesis. Algo que ha desmontado el Gran Wyoming desde El Intermedio, precisamente acentuando que es una queja “insólita” porque aquellas elecciones cayeron del lado del propio Feijóo.

El propio jefe de la oposición agitaba el fantasma del fraude desde los micrófonos de EsRadio. En Es la Mañana de Federico, Feijóo incluso hacía alusión a las grabaciones de Koldo García Izaguirre en las que se escucha al exasesor de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes hablar de presuntos amaños de votos en las primarias del PSOE de 2014. Aprovechando la coyuntura, el gallego sugería que “si uno ha robado una joyería, ¿por qué no puede robar un banco?”.

Palabras que a Wyoming le resultaron de lo más “peligrosas” por sus tintes antisistema y de antipolítica. “Está poniendo en duda un sistema democrático al más puro estilo de Trump”, reflexionaba el presentador de El Intermedio en su edición de este pasado lunes. En este sentido, considera que sus declaraciones son “insólitas”, habida cuenta de que “se queja del resultado de unas elecciones la persona que las ganó, aunque luego no gobernó porque no quiso”.

Contra los discursos del odio

El Gran Wyoming arrancó la semana en El Intermedio con una crítica contundente al creciente deterioro del debate público en España, tanto en instituciones como en redes sociales. Con una imagen de José Luis Ábalos y Pedro Sánchez de fondo, el presentador advirtió del ambiente cada vez más cargado de agresividad verbal: “Se ha instaurado un clima político bastante irrespirable”.

En su intervención, señaló que a la inestabilidad del Gobierno y los escándalos de corrupción se suma “una violencia verbal creciente, tanto dentro como fuera de las instituciones”. Con tono más serio de lo habitual, denunció cómo los discursos de odio han ido ganando espacio en la política, desplazando el debate sereno por la descalificación constante.

“Antes hablábamos de crispación, pero aquello era un juego de niños comparado con lo actual. Ahora los parlamentos se han convertido en escenarios de insultos y ataques, dirigidos a migrantes o a cualquiera que piense distinto”, dijo mientras en pantalla aparecían Isabel Díaz Ayuso, Alvise Pérez y Santiago Abascal.

También criticó la normalización del acoso a sedes políticas y los ataques personales disfrazados de humor. “Nos hemos acostumbrado a ver a representantes insultando gravemente al adversario, como en el caso del famoso ‘me gusta la fruta’”, añadió, en clara referencia a Ayuso. El presentador alertó del efecto contagio en redes sociales y del auge de opciones populistas que, según dijo, “se aprovechan del malestar y la desinformación para debilitar nuestras instituciones”. Wyoming cerró con ironía: “A veces pienso en mudarme a la Antártida, donde nadie te grita ‘¡Viva España!’ desde un coche. Pero este país es de todos. Y si llevo 70 años diciendo lo que pienso, no me voy a callar ahora”.

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