Mientras en las grandes ciudades se pone el foco en los pisos turísticos y en la necesidad de establecer límites a estos por la falta de vivienda para residentes y los elevados precios de la misma, en el rural este modelo, más que una amenaza, puede suponer una oportunidad. 

Así lo creen en la Asociación de Viviendas de Uso Turístico de Galicia (AVITURGA), que este domingo celebra en Sanxenxo su primer Congreso, con la colaboración de la Axencia Turismo de Galicia y en el que se abordarán precisamente dos casos que demuestran el potencial transformador de este tipo de alojamiento en estas zonas alejadas de las urbes. 

Uno de ellos es el de Sas de Penelas, una parroquia del municipio de Castro Caldelas (Ourense), en la que un vecino de Sanxenxo, Luis Castro Vázquez, descubrió en 2012 una casa en avanzado estado de deterioro.. Emprendió entonces un proyecto personal junto a su esposa, que no tardó en evolucionar hacia el alquiler turístico, lo que ha llevado a que en este pequeñísimo enclave de apenas tres habitantes a recibir visitantes a lo largo de todo el año, atraídos por la naturaleza, el senderismo y la proximidad de la estación de esquí de Manzaneda. Los propios residentes se encargan de entregar llaves, recibir a los huéspedes y promocionar un entorno que ha recuperado vitalidad, hasta el punto de que una segunda vecina ya ha incorporado su vivienda a la oferta alojativa. “Es un círculo dinámico que permite mantener en pie un pueblo bastante olvidado”, explica Castro subrayando que contribuye a recuperar inmuebles que están condenados al deterioro. 

El otro lo encontramos en Ponte do Porto, en Camariñas (A Coruña), en un proyecto que ha permitido conservar la casa rural que tenía la abuela de Alfonso Solís. En la vejez, la mujer tuvo que dejar O Paneiro, para trasladarse a la ciudad, donde residía su familia. El joven ha podido mantener el inmueble a través del alquiler turístico. Con un precio acorde al entorno y ofreciendo actividades complementarias como el uso de bicicletas y canoas para explorar la comarca, Solís ha logrado una ocupación de casi cuatro meses anuales, suficiente para financiar la renovación completa de la vivienda, que ha comprendido la instalación de nuevas ventanas, y la reforma de la cubierta y el interior. O Paneiro se ha convertido en autosostenible y ha servido de ejemplo para que otros propietarios de la zona, muchos descendientes de emigrantes en Europa, se planteen mantener sus viviendas en óptimas condiciones, pues así también se garantizan disponer de ellas para la jubilación sin afrontar los gastos de mantenimiento que exige un inmueble deshabitado. 

Ambos ejemplos, el de Sas de Penelas y el de Ponte do Porto, ilustran "cómo las viviendas de uso turístico actúan como herramienta de dinamización del tejido social, demográfico y económico del territorio rural gallego", aseguran desde AVITURGA. "Las viviendas de uso turístico actúan como catalizador para la recuperación de aldeas despobladas, la conservación del patrimonio inmobiliario rural y la generación de ingresos sostenibles en territorios donde las opciones económicas tradicionales se han agotado", enfatizan. 

Luis Castro y Alfonso Solís hablarán de su experiencia en la mesa redonda 'Caos de éxito: VUTs como dinamizadores económicos' que moderará la presidenta de AVITURGA, Dulcinea Aguín, en el Pazo da Cultura de Sanxenxo, en un congreso en el que se desarrollarán también ponencias sobre nueva normativa, digitalización e impacto económico de este sector en Galicia.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover