Se calcula que aproximadamente el 80 por ciento de los españoles hará algún tipo de viaje este verano. Esta posiblidad parece muy difícil para los cuidadores de personas con Alzheimer, más de 800.000 en España. Sin embargo, los especialistas apuntan que es posible hacerlo si se planifica de forma adecuada.

"En personas con demencia, los cambios en el entorno, los horarios o las actividades pueden generar confusión, ansiedad e, incluso, desorientación", subrayan desde Ace Alzheimer Center Barcelona, centro de referencia en el abordaje integral de las demencias. Sin embargo, las vacaciones son posibles y "pueden ser positivas", apuntan, añadiendo que“el verano no tiene por qué ser una época de renuncia, pero sí de adaptación”.

América Morera, subdirectora de la Unidad de Atención Diurna de Ace Alzheimer Center Barcelona, aconseja cinco prácticas que pueden facilitar unas vacaciones seguras para este tipo de pacientes y sus familiares. 

  1. Planificación previa: Se debe organizar el viaje según los intereses, preferencias y las posibilidades económicas. No obstante, es aconsejable viajar acompañados, elegir destinos similares a los de las vacaciones anteriores, mantener una duración flexible, optar por trayectos sencillos y evitar la temporada alta.

  2. Transporte adaptado: Si se decide viajar en coche, es fundamental garantizar la seguridad, mediante el uso del cinturón y el bloqueo de puertas. Del mismo modo, hay que planificar paradas para poder descansar.  Si, por el contrario, se viaja en avión, se recomienda solicitar asistencia en el aeropuerto, acompañar a la persona hasta la zona de embarque, informar a la compañía aérea de las necesidades especiales y utilizar distintivos de discapacidad si es necesario.

  3. Entornos tranquilos: Es preferible seleccionar alojamientos cómodos y silenciosos. Las actividades en grupo solo son recomendables si el entorno comprende las necesidades de la persona y del cuidador. Es importante evitar la sobreestimulación y los cambios bruscos.

  4. Mantener rutinas diarias:  Seguir los horarios habituales de medicación, sueño y alimentación, ayuda a reducir la ansiedad y aporta estabilidad, al igual que lo hace el hecho de utilizar objetos familiares como notas o calendarios.

  5. Flexibilidad y vigilancia: Es importante estar atentos a posibles reacciones emocionales o comportamientos inusuales, y actuar siempre con comprensión.

“Hay muchas maneras de disfrutar del verano sin poner en riesgo el bienestar de la persona con demencia. Lo más importante es anticiparse, adaptar cada decisión a su realidad y priorizar su estabilidad emocional en todo momento", asegura Morera, que insiste en que "con una buena planificación, es posible vivir experiencias positivas sin poner en riesgo su bienestar”.

Desde Ace Alzheimer Center Barcelona, añaden que es crucial que los cuidadores y el entorno cercano de las personas con demencia estén atentos a la posible aparición de síntomas y de ser necesario, se pongan en contacto con los servicios sanitarios. "La atención y vigilancia adecuadas pueden marcar la diferencia en la salud y bienestar de las personas con demencia durante el verano", precisan.

Una enfermedad sin cura

A día de hoy no existe cura para esta enfermedad neurodegenerativa. Por norma general se presenta de forma lenta, con síntomas que van evolucionando con el tiempo y que comprenden pérdida de memoria, cambios en el carácter y la conducta, y problemas en el lenguaje y la orientación.

Por norma general, se diagnostica en personas mayores de 65 años, pero cada vez hay más casos de aparición precoz.

Al igual que no hay tratamiento curativo para el Alzheimer, tampoco se conocen las causas que provocan la enfermedad. No obstante, lo que sí se ha demostrado es el efecto beneficioso para frenar la progresión de la patología de programas de estimulación cognitiva sobre las funciones neuropsicológicas y de algunos fármacos, de eficacia limitada. 

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